El número de "habitantes" de Internet está alcanzando cotas posiblemente inimaginables para Cerf, Kahn, Roberts o Berners-Lee cuando en 1969 pusieron en marcha lo que hoy llamamos la red de redes. Entonces no había smartphones ni web ni WiFi ni streaming.
Poco más de medio siglo después no concebimos la realidad de otro modo. En su Informe Anual sobre Internet, Cisco cifra en 5.300 millones las personas conectadas para dentro de tres años. En Europa, por ejemplo, tendremos más de nueve dispositivos conectados per cápita y la velocidad media global de la banda ancha fija será de más de 110 Mbps. Las conexiones WiFi tendrán una media de 92 Mbps y las móviles, de 44 Mbps.
La cantidad de datos que se mueven también impresiona. IDC predice que en 2025 se registrarán 79,4 zettabytes solo con la aportación de los dispositivos conectados al Internet de la Cosas. En el Informe "Data Age 2025", la consultora apunta también que la esfera global de datos pasará de 33 zettabytes en 2018 a 175 zettabytes en 2025.
Además, muchos de estos datos (en torno a un 30%), necesitarán ser procesados en tiempo real. Para que te hagas una idea, un zettabyte es un "1" seguido de 21 ceros. Un disco duro convencional tiene una capacidad de entre 1 y 4 terabytes. Un zettabyte son 1.000 millones de terabytes.
El streaming de vídeo es otra de las actividades que más tráfico genera. En 2019, según Visual Capitalist, en un minuto se veían más de 694.000 horas de vídeos en Netflix. Y todos estos datos circulan por las redes de Internet.
Todo está en Internet
Sin prisa, pero sin pausa, Internet va acogiendo actividades que antes llevábamos a cabo a través de dispositivos físicos y tangibles: escuchar música, ver películas, almacenar archivos, editar documentos, jugar a videojuegos. Es la esencia de la transformación digital.
Hay videojuegos concebidos para ser utilizados directamente en la nube. Escuchamos música en plataformas como Spotify y consumimos series y cine en otras como Netflix o HBO. Para conseguir que la experiencia de usuario de estos servicios y aplicaciones sea óptima, sin retardos, interrupciones o caídas, los proveedores dependen de compañías como Fastly, capaces de optimizar la forma en la que los servicios, aplicaciones y contenidos de Internet llegan a los usuarios.
La nube, mejor cuanto más cerca
Los datos tardan apenas unas milésimas de segundo en recorrer el mundo de un lado a otro a través de las llamadas "autopistas de la información". Se trata de grandes troncales, de fibra óptica preferiblemente, que trazan el planeta uniendo países y continentes.
Estas troncales o backbones, a su vez, se van capilarizando hasta llegar a las conexiones de fibra, cable, WiFi, LTE, 5G, ADSL, Low Energy (LPWAN), satélite o cualquier otra implantada en nuestro lugar de trabajo.
Con esta estructura, la distancia entre los servidores de los proveedores de servicios, contenidos o aplicaciones y los dispositivos donde se consumen afecta al rendimiento. Las autopistas de la información son rápidas, pero cuando se sale de ellas, empiezan los atascos, semáforos y otros obstáculos que originan un retraso en el tráfico de red. La latencia es ese retraso.
Desde que se realiza una petición en un navegador hasta que llega a nuestros dispositivos, transcurre un tiempo vital en las aplicaciones. Si una empresa expone su servidor central a todo el tráfico mundial, es susceptible de verse ralentizado severamente si hay muchos usuarios accediendo a un determinado servicio. Incluso, estos servidores pueden verse afectados por ataques como los de denegación de servicio (DDoS).
Edge Cloud: acercando los servicios y contenidos a los usuarios
Para mejorar la experiencia de usuario y el acceso a los servicios, los proveedores recurren a las llamadas redes de distribución de contenidos o CDN. A grandes rasgos, la forma de hacerlo es llevando copias de parte de los servicios, contenidos o aplicaciones desde el servidor central de la empresa a los llamados POPs (puntos de presencia de las CDN), repartidos a lo largo y ancho del globo.
Con ello, se logra descentralizar la nube y llevar parte de la capacidad de procesamiento a la periferia para acelerar el proceso. Ese es el objetivo del Edge Cloud Computing, actuar en el borde de la red.
Así, los proveedores de tecnología Edge Cloud cuentan con servidores o puntos de presencia ubicados estratégicamente para que estén lo más cerca posible de los usuarios, dispositivos o clientes, que se conecten a Internet. Fastly es uno de los principales proveedores de infraestructuras Edge Cloud Computing que dispone de una consistente red de POPs (Points of Presence, Puntos de presencia) repartidos por todo el mundo.
Menos puntos de presencia, mayor efectividad
La estrategia seguida por las CDN tradicionales era la de desplegar redes de miles de puntos. Pero en la era del Big Data se ha quedado obsoleta.
Cuando un usuario accede a un contenido de Internet en el servidor central donde se encuentra en ejecución, el PoP más cercano al usuario guarda una copia de esos datos o contenidos. De esta forma, cuando haya más peticiones de ese dato por parte de otros usuarios, estará disponible en el PoP sin tener que ir a buscarlo al servidor central, ahorrando así un valioso tiempo y liberando de trabajo a aquel.
Pongamos una plataforma de contenido musical como ejemplo: en los PoP pueden almacenarse imágenes de carátulas, streams de audio y otros contenidos que sean (más o menos) estáticos. El número de visualizaciones de una canción es un dato dinámico que siempre hay que buscar en el servidor central. Pero los datos estáticos pueden estar en el PoP.
Con una topología basada en el uso de muchas CDN con capacidad limitada se puede almacenar una cantidad limitada de datos. Por lo que hoy en día es fácil que un PoP de escasa capacidad se “llene” y pierda capacidad para cachear información.
En cambio, con menos PoP de más capacidad situados en ubicaciones físicas cercanas a los backbones de Internet, se gana en capacidad de almacenamiento y efectividad. De este modo trabaja Fastly.
Control e inteligencia
Seguimos con el ejemplo anterior de la plataforma de música porque es interesante para ilustrar el funcionamiento de una CDN como la que ha desarrollado Fastly. En ella, los PoP no son meros dispositivos de almacenamiento, sino que forman parte de una estrategia.
Se define qué datos se quedan en el PoP y cuáles permanecen en el servidor central, por cuánto tiempo se cachean, en qué condiciones, etcétera. Es posible incluso establecer reglas que procesen en los PoP ciertos contenidos de un modo diferente dependiendo del navegador desde el que se acceda a una determinada web o servicio.
Con Fastly, contenidos tales como las imágenes pueden comprimirse o convertirse a formatos más eficientes como el webp, si el navegador lo admite. También se puede tener en cuenta cómo se procesan datos que requieren cifrado, biométricos o contraseñas, de forma que no queden expuestas por error.
Es necesaria una importante inversión de esfuerzo y recursos para integrar una red de distribución de contenidos en un servicio de streaming de vídeo como Atresmedia o de publishers de contenido cambiante como Prisa o Unidad Editorial. Estas son sólo algunas de las empresas que han elegido a Fastly como acelerador y optimizador. Se necesita que las CDN dispongan de capacidad para programar y definir qué información se queda en los POP y cuál no, sin descuidar la seguridad.
La apuesta de Fastly se acompaña también de opciones de programación avanzadas, junto con herramientas de análisis y estadísticas en tiempo real. El lenguaje de programación empleado para definir reglas, establecer prioridades o realizar tareas de mantenimiento es el Varnish Configuration Language (VCL), que permite gran precisión.
Incluso ha creado soluciones específicas para sectores concretos. Es el caso de MediaShield, empleada por Atresmedia para los servicios de streaming.
Internet más rápido, ágil e inteligente
Como hemos visto, el acceso a servicios, contenidos y aplicaciones no solo depende de la velocidad de las infraestructuras de conexión. Cada vez más, en un mundo interconectado que se mueve hacia la nube, la calidad del acceso depende de la distribución inteligente de los recursos en la periferia del cloud.
Las empresas y los sites que reciben altos volúmenes de tráfico necesitan hoy más que nunca estar lo más próximos posible a la experiencia y requerimientos del usuario final, en el borde de la red.
La tecnología en Edge Cloud es la apuesta central de Fastly, que trabaja en maximizar la calidad del servicio de conexión reduciendo la latencia, jerarquizando el uso de los recursos de los servidores y reforzando la seguridad en el borde de la red.