El argumento que más se tiende a utilizar cuando se intenta criticar a YouTube es puramente económico. Seguro que en estos últimos cuatro años, desde que Google anunció su compra por la increíble cifra de 1650 millones de dólares, habéis escuchado este tipo de críticas, esgrimiendo que YouTube es una máquina de perder dinero y que Google jamás recuperaría esa inversión.
Sobre lo segundo no tenemos datos concretos, y aunque sobre lo primero tampoco puesto que Google no está obligada a publicar los ingresos de la filial, todo parece indicar que este mismo año, o en el 2011, YouTube por fin podrá arrojar beneficios.
Obviamente estamos hablando desde un punto exclusivamente económico, porque muchos también podrán considerar que YouTube lleva años siendo rentable “a su manera”. Hemos llegado a un momento en el que para muchos YouTube es sinónimo de vídeo en Internet y las últimas estadísticas hablan de que los usuarios se pasan una media de 15 minutos al día en el portal.
Estas mejoras en términos económicos vienen provocadas por varias circunstancias. Por un lado por la madurez del servicio a estas alturas de la película, en proceso de completar una transición que va de contenidos propios y de usuarios amateur a vídeos profesionales y de calidad, sin olvidarnos de servicios que están siendo preparados como los de alquiler de películas sobre los que ya os hemos hablado.
Otra de las circunstancias que ha provocado esto ha sido la decisión de YouTube y Google de afrontar los problemas de derechos de autor de una forma completamente distinta. Hubo una época en la que YouTube intentaba eliminar aquellos vídeos, con derechos de autor, que eran subidos sin ningún tipo de autorización.
Al ver que esto es muy difícil de controlar en un portal en el que cada minuto aparecen tal cantidad de novedades, YouTube decidió hacer suyo el lema de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Según estadísticas del NYT, casi dos mil millones de vídeos se reproducen a la semana que contienen publicidad. De éstos, un tercio han sido subidos por usuarios que no tienen autorización expresa para hacerlo.
Lo que YouTube ha empezado a hacer con esos vídeos es, en vez de eliminarlos, llegar a un acuerdo con los dueños de los derechos de autor de los vídeos, insertar publicidad en los mismos y repartir los beneficios entre YouTube y los dueños. De esta forma, todos salen beneficiados: YouTube por ahorrarse los problemas de eliminar vídeos constantemente, los estudios por poder obtener una recompensa económica y los usuarios por poder seguir encontrando tal variedad de contenidos en el portal.
Y es que, aunque nadie puede afirmar con absoluta seguridad de que para el próximo año YouTube llegará a obtener beneficios, no cabe duda de que este tipo de acciones favorecen su negocio y hacen que pueda crecer más todavía. Nos imaginamos que los números, al final, llegarán. Es cuestión de tiempo.
Vía| NYT
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Imagen | thms