Seguimos con nuestro especial Mudándonos en la nube con otro tipo de archivo que suele dar dolores de cabeza por su tamaño: la música. Los hay con librerías musicales de decenas de miles de canciones, y llevar todo eso a la nube implica un trabajo largo y pesado... ¿no? Bueno, depende del servicio que utilicemos.
Y es que para almacenar y disfrutar de nuestras canciones como y donde queramos nos topamos con algo muy importante: la industria musical, que no para de negociar con todos los gigantes electrónicos para conservar un modelo de beneficios con el que no todo el mundo está de acuerdo. Estamos, definitivamente, ante un tipo de archivo a tomar en cuenta de forma muy diferente al resto.
La ventaja de aprovechar la propia tienda de canciones
Apple, con iCloud, dio con una mejora que han acabado adoptando los competidores: utilizar las canciones de la propia tienda. Si el usuario tiene en propiedad el último disco de Madonna, ¿por qué obligarle a subirlo cuando puede utilizar la versión que tenemos nosotros a la venta? A pesar de la polémica por tener la capacidad de "blanquear" las canciones piratas de los usuarios, el modelo de negocio ha demostrado ser rentable para la compañía que lo da y para los artistas. No todas las canciones encuentran su equivalente en la tienda y entonces se tienen que subir como siempre, pero el proceso pasa de durar días a completarse en unas pocas horas a lo sumo.
¿Y tu de quién eres?
El peor aspecto de mudar nuestras canciones a la nube es la elección de los servicios, que viene absolutamente ligado a la plataforma que utilices en tus dispositivos móviles. No puedes usar Google Music en iOS del mismo modo que no puedes utilizar iTunes Match en Android (hay una web móvil, aunque no es ideal), así que no hay mucho lugar para dudas. Si usas Android la mejor elección es Google Music, y si utilizas iOS lo mejor es inclinarse por iTunes Match.
Hay un jugador neutral: Amazon. Su Cloud Player es compatible con iOS y Android, aunque no se integra tanto con el sistema como las soluciones nativas que cada rival tiene. Su límite: un cuarto de millón de canciones, diez veces superior al límite de iTunes Match. Una ventaja que muchos audiófilos tendrán en cuenta, aunque implica cierta dedicación si estamos acostumbrados a utilizar otra librería.
Pero con todo, y escojas a quien escojas, el proceso es siempre el mismo: instala una aplicación gestora del servicio que quieres usar en OS X o Windows y utilízalo para subir todas las canciones que puedas a la nube. Luego instala una aplicación en el móvil que te da acceso a las canciones que has subido (si no ya la tienes por defecto preinstalada en el sistema) y problema resuelto.
La definición completa de la nube: servicios de suscripción
Hay otro modo de llevar nuestra música a la nube, bastante más radical pero con cada vez más aficionados: se trata de dejar de depender de nuestra música localmente y suscribirnos a un plan de música por streaming. El inconveniente inmediato es que esto representa unos 120 euros anuales, pero a cambio podemos escuchar millones y millones de canciones legalmente.
Ya no nos limitamos a las canciones que tengamos en nuestro poder, porque pasamos a tener derecho a escuchar todas las canciones que queramos. Es como si entrásemos en una tienda de discos y nos pudiésemos llevar todos los CDs tranquilamente. Spotify, Deezer, Rdio... no cabe duda de que es la mejor solución si nos queremos dejar de líos, aunque no todo el mundo se puede permitir algo así.
¿Qué modelo escoger?
Está claro que lo más cómodo es una suscripción. Spotify parece el servicio más completo para ello, aunque no hay que menospreciar competidores como Rdio. Podemos 'ajustar' un poco el precio sacrificando las posibilidades móviles de estos servicios, pero no tiene mucho sentido si somos de los que se pasean por la calle con el auricular siempre puesto.
La otra solución, basada en fiarnos de las tiendas musicales de las compañías, no permite ese 'descubrimiento musical' y el 'olvídate de guardar música localmente' del que tanto presume Spotify, pero ahorramos dinero. Al final, en el campo de la música, todo depende de la cantidad que estemos dispuesta a gastar anualmente.
Imágenes | lvf8, Salim Fadhley En Genbeta | Especial moviéndonos a la nube
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