El dorado de Internet no es la música en streaming

El dorado de Internet no es la música en streaming
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El cementerio está cada vez más lleno. El último en incorporarse ha sido MOG, pero los ataúdes de muchos otros servicios de streaming de música han desfilado ante la indiferencia de los usuarios. Samsung Music HUB, BBM Music, Last.fm, Bloom.fm o Vodafone Music Player -no exactamente un servicio de streaming- han cerrado sus puertas en los últimos meses y años.

El cierre de estos y otros servicios de streaming obedece a la maduración de un mercado que apenas tiene diez años de vida y cuya evolución ha estado marcada por una realidad: la incapacidad de los principales actores del mercado de convertir su actividad en un negocio rentable.

La rentabilidad del streaming: una utopía

dinero

Según datos de PrivCo, Spotify ha quemado en los últimos años 200 millones de dólares. Un 70% de los ingresos de la compañía van a parar a la mano de publishers y discográficas, que son los encargados de repartir el dinero entre escritores, artistas y demás miembros de la industria musical.

A Spotify le queda un 30% para cubrir todos sus gastos restantes y acelerar su crecimiento. Algo que la compañía fundada por Daniel Ek y Martin Lorentzon se puede permitir gracias a los 537 millones de dólares que ha conseguido hasta la fecha de varios fondos de capital riesgo.

El caso de Spotify no es aislado. Aunque no existen datos públicos sobre el status financiero de compañías como Deezer, Rdio o Rhapsody (Napster), es muy probable que todas sean máquinas de quemar dinero. Deezer ha levantado hasta el momento 149 millones de dólares y tiene cinco millones de usuarios de pago -frente a los diez de Spotify-; Rdio ha recibido 17,5 millones de dólares de capital riesgo y su más reciente actualidad ha estado marcada por despidos y rumores de cierre; Rhapsody, que opera en Europa bajo la marca Napster, cuenta entre sus inversores con Telefónica, que en octubre de 2013 compró una participación estratégica en la compañía.

Tanto Rdio como Rhapsody no han superado todavía la barrera de los dos millones de usuarios de pago y se encuentran a una distancia considerable de Spotify y Deezer. Además, Beats Music está al acecho, sobre todo ahora que cuenta con la ayuda de Apple para promocionar y lanzar el producto a nivel internacional.

Los problemas financieros por los que atraviesan la mayoría de servicios de streaming se ven aumentados por una realidad de mercado: según aumenta la base de usuarios de estos servicios y el número de reproducciones de usuarios, los pagos a las discográficas son mayores, afectando a los márgenes de negocio de las empresas.

Un mercado al alza, pero que sigue siendo pequeño

ifpi

Según la International Federation of the Phonographic Industry (IFPI), que representa a los principales actores de la industria musical, en estos momentos existen en el mundo ** millones de usuarios de servicios de streaming de música** y el sector generó en 2013 más de 1.000 millones de dólares.

En un contexto en el que los usuarios cada vez descargan menos canciones y álbumes -y los artistas lanzan cada vez menos discos en este formato, como Eddy Cue afirmó la semana pasada-, el streaming se ha convertido en la principal área de crecimiento de la industria. En España, por ejemplo, el sector generó casi 30 millones de euros en 2013 y supone ya la gran mayoría de los ingresos por música digital en nuestro país.

españa musica

Los usuarios apuestan cada vez más por estos servicios, aunque los artistas siguen sin verlo con buenos ojos por los pocos ingresos que reciben por cada canción reproducida. Un debate que principalmente gira en torno a la visión del streaming de música como sustituto de las ventas de CDs o álbumes digitales frente a un complemento del directo, la otra gran actividad de los artistas y que según varias estimaciones supone un 70% de sus ingresos.

Los 28 millones de clientes de pago existentes en estos momentos pueden parecer un número muy elevado, pero lo cierto es que la industria necesita una base de usuarios mucho mayor para alcanzar la rentabilidad e intentar convencer a los artistas de que el streaming es the place to be.

Los grandes frente a los subvencionados

usuarios streaming musica

Intentar adivinar dónde está el futuro de la industria parece complicado, pero lo cierto es que pueden observarse dos tendencias: el asentamiento de empresas líderes del sector como Spotify o Deezer -que suman 15 de los 28 millones de suscriptores de pago a nivel mundial- y su convivencia con servicios de streaming subvencionados, que son complementos de grandes empresas y productos. Véase el caso de Xbox Music, Google Music All Access o el servicio que Amazon estaría preparando dentro de su programa Prime.

En este análisis hemos omitido intencionadamente hablar de Beats Music, el servicio que Apple podría haber valorado en 500 millones de dólares dentro de los 3.000 millones pagados por Beats. Hace unos días Jimmy Iovine, uno de los cofundadores de Beats junto al rapero Dr Dre, afirmaba en una entrevista que Beats Music es un bicho diferente al resto de alternativas que existen en el mercado.

Iovine explicaba que mientras que Spotify, Deezer y otros se preocupan por ofrecer a los usuarios cuantas más canciones mejor, Beats Music se centra en curar esa experiencia para los usuarios. "Las canciones en los CDs y vinilos tenían un orden determinado porque ayudaban a que la obra tuviese coherencia y sentido. Esto es algo que se ha perdido con los servicios de streaming. Nosotros queremos ofrecer algo diferente, una experiencia curada y personalizada", decía Iovine.

Preguntado sobre el futuro de la industria -Iovine es uno de los ejecutivos más respetados en el sector- afirmaba que la otra clave para servicios como Spotify o Beats Music está en convertirse en plataformas que conecten a los artistas con sus fans, sirviendo como base para ofrecer otros muchos servicios complementarios (merchandising, entradas, etc) y para responder a una pregunta que muchos artistas se hacen: ¿quiénes son mis fans, qué les gusta, cómo se comportan con mi música?

Las cartas de cada uno de los actores están sobre la mesa. El cementerio del streaming de música probablemente reciba más visitas en los próximos meses y años, pero poco a poco asistimos a cómo empresas como Spotify o Deezer se asientan en el mercado. Un mercado que no conoce lo que es la rentabilidad pero que tiene las esperanzas puestas en que el número de usuarios dispuestos a pagar por este tipo de servicios crezca exponencialmente. Porque pensar que las discográficas y la industria en genereal cambiará las normas del juego y será menos exigente es una utopía mucho mayor.

Imagen | Chris Potter

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