Durante la WWDC 2020 el pasado 22 de junio, Apple presentó la que será la próxima versión de macOS. Big Sur 11.0 luce como una de las actualizaciones más importantes en años en algo que va mucho más allá de su rediseño de iconos y aplicaciones.
Con Big Sur dirán adiós a casi dos décadas de Mac OS X y al mismo tiempo darán la bienvenida a sus nuevas aplicaciones universales. Todo esto en el contexto de uno de los anuncios más grande de la empresa: pronto todos los Mac usarán procesadores ARM de la misma Apple. Es decir, pronto macOS será más como iOS que nunca, y eso para algunas personas, entre las que me incluyo, no suena como la mejor de las noticias.
Apple quiere que la transición sea casi invisible, pero lo vamos a notar tarde o temprano
Cambiar de chips y de arquitectura en todos sus equipos futuros plantea un gran reto para el sistema operativo, pero Apple mostró un demo con el que quiere dejar claro que la transición estará libre de fricción.
Sus aplicaciones nativas ya están preparadas para ser usadas en los nuevos procesadores de Apple, e incluso hablaron de cómo "sus amigos de Adobe y Microsoft" ya tenían Office y Creative Cloud a punto para el futuro de macOS.
Para pasarse de x86 a ARM, Apple dice que los programadores solo tienen que usar xCode, la plataforma permitirá recompilar el código y obtener esos nuevos binarios universales que serán compatibles con ambas arquitecturas. Esto además viene a facilitar portar a macOS apps hechas para el iPad, lo que debería traducirse en una vida más fácil para los desarrolladores.
Todo suena muy bonito, en la teoría. Como buena pesimista y persona que vive en la Tierra y ha visto muchas de las decisiones que Apple toma supuestamente en favor del usuario (sigo esperando la grandes ventajas de no tener Jack de 2.5mm, ni lector de SD, ni puertos USB-A. Pero esa soy yo), no puedo evitar esperar lo peor.
¿Qué es lo peor? Simple, que macOS se convierta en un ecosistema tan cerrado como iOS. O, que cada vez veamos menos aplicaciones nativas y más ports de apps para iPad pensadas para dispositivos táctiles, para usar con un dedo y no con un ratón.
Que cada vez existan más restricciones en lo que puedes o no instalar, más formas de apretar la soga a muchos desarrolladores pequeños que no traen a la mesa lo mismo que las megacorporaciones que son "amigas" entre ellas.
macOS Catalina fue solo el comienzo
El rumbo por el que va macOS se ve cada vez más claro. Un ejemplo de cosas que ya pasaron y no que están por pasar es macOS Catalina. Con esa actualización Apple finalmente dijo adiós al soporte de las apps de 32 bits, que siendo justos es un plan que tenían hace años, que avisaron, y que también pasa en otros sistemas. Pero eso no quita que se pierda mucho en el camino.
macOS Catalina como actualización fue muy floja, y deja la sensación de que pierdes más de lo que ganas. Muchas apps dejaron de funcionar en el sistema, y actualizar puede significar un dolor de cabeza muy grande para muchos usuarios. Si dependes de software de 32 bits que no se ha actualizado o que no se va a actualizar, te has quedado abandonado por todos lados.
Esta claro que la retrocompatibilidad no es algo que le quite el sueño a Apple, y si este es el caso con esas arquitecturas, es probable que lo sea también con las siguientes. Cuando Apple decida que solo dará soporte a ARM, si dependes de software x86 que no se actualice a tiempo (o nunca) estarás básicamente en la misma posición.
Nadie ha sido más consistente que Apple a la hora de hacer cambios antes de que los usuarios "estén listos", siempre han sido los consumidores los que tiene que adaptarse a sus decisiones.
Cualquiera que tenga un Mac o iPhone relativamente nuevo probablemente se ve en la necesidad de comprar adaptadores para conectar más cosas, o auriculares inalámbricos porque "este es el futuro" y "te tiene que gustar". Muchas veces justificado por motivos como un porcentaje menor de grosor ridiculamente mínimo, cuando las cuentas dejan claro que la justificación real es el negocio.
Las rejas que pone Apple
Un ecosistema tan cerrado como el de iOS/iPadOS también implica otra serie de problemas, no es gratuito que la Comisión Europea esté investigando a Apple por prácticas monopolistas con su App Store. Europa está mirando de cerca cosas como el uso obligatorio de la pasarela de pagos propias de Apple y las restricciones a la hora de informar a los usuarios sobre alternativas de compra más baratas fuera de las apps.
En iPhone y iPad solo se pueden instalar apps nativas desde la App Store, en macOS, al menos por ahora se puede elegir. Pero no es nada alocado pensar que Apple quiere poner cercas tan altas ahí también.
Esto a muchos no les sienta nada bien, nada más hay que mirar casos como el de la nueva app de correo HEY, de los mismos creadores de Basecamp, para darse una idea de como te tienes que plegar a las exigencias de Apple o ser aplastado. Los compararon con la mafia.
No muchos se atreven a ir en contra de Apple, les da terror decir nada malo en público de una tienda que les da el sustento y que se los puede cortar en un segundo. Estamos hablando de una empresa de un billón de dólares que está en la posición más favorable posible para imponer sus reglas. Para los desarrolladores esto implica pagar un 30% de tus ingresos o no existir en esa tienda.
Para los usuarios implica usar esa tienda o no usar nada, porque pagar por el dispositivo no te da realmente el derecho a hacer lo que quieras con él, si lo que quieres es elegir de donde sacas lo que vas a instalarle, salvo que te compliques la vida con un jailbreak. Es más fácil instalar Linux y ya vemos cuanta gente lo hace.
macOS está, al menos de momento, libre de ese predicamento. Pero por como pintan las cosas, es hacia allá donde Apple quiere llevarnos, y al menos yo cada vez siento más que no quiero ir con ellos.
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