La decana de las distribuciones autonómicas GNU/Linux, LinEx, dejará de ser desde hoy mismo un proyecto auspiciado por la Junta de Extremadura. Los contratos de los trabajadores vinculados al organismo que desarrolla LinEX, Cesje (Centro de Excelencia de Software José de Espronceda), finalizan hoy y no van a ser renovados. La distribución pasará a depender de la fundación Cenatic (Centro Nacional de Referencia de Aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación).
La decisión del Gobierno Extremeño se fundamenta en la insostenibilidad del proyecto y la necesidad de ahorrar aún más por la crisis económica. También por abandonar el “localismo” en favor de otras distribuciones con gran implantación como Debian, que parece ser la elegida para sustituir a LinEx en la administración de la Comunidad Autónoma.
Hay quien ve en esta decisión, la intención de borrar cualquier traza del equipo de gobierno anterior, en particular del ex presidente D. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que apostó personalmente por el proyecto. Si fuera la única razón para el desamparo de LinEx por parte del gobierno regional, sería un movimiento cicatero, adjetivo que aglutina significados tan contundentes como mezquino, ruin y miserable. En Política hemos visto cosas peores.
LinEx y las distribuciones regionales, una reflexión
LinEx despertó una gran expectación cuando apareció hace nueve años. Los medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de la noticia. No era para menos, una administración regional apostaba por el software libre, para ahorrar recursos económicos que podían destinarse a otros menesteres, como mejorar la calidad del sistema educativo público.
Desde el punto de vista de usuario de software libre, LinEx fue un gran proyecto y una distribución que descargué, utilicé durante una buena temporada y recomendé e instalé a mis amigos. La radicalización de LinEx, con sus “giros regionales” para referirse a los periféricos y algunas piezas de software, hizo que LinEx dejara de interesarme. Tal vez hubo razones políticas para tamaño despropósito.
Desde que comenzó la moda de las distribuciones regionales, siempre pensé que tenían cierta cortedad de miras en sus objetivos y en algunas ocasiones, servían más para que el político de turno saliera en la foto, que para la difusión del software libre y el ahorro de costes. Y eso que algunas de estas distribuciones son magníficas, como Trisquel, de la que ya os he hablado.
El caso es que en los reinos de taifas en los que está dividido España, el “me hago la mía“ no ha contribuido mucho a la propagación del software libre, ni al supuesto ahorro que conlleva. Hubiera sido más lógico que a nivel estatal se hubiera apostado por una distribución para todos, que recogiera los idiomas y peculiaridades regionales de todo el país. Por el interés general y en favor de nuestra rica y variada cultura.
LinEx no desaparece técnicamente, pero es muy probable que pase al museo de los recuerdos y en un plazo no muy lejano forme parte de la historia. Lo único que puedo decir en este momento al equipo de desarrollo es… ¡Gracias! Habéis hecho un gran trabajo del que podéis sentiros muy orgullosos.
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