Ayer, Canonical presentó Ubuntu para tablets. La pregunta que nos hacemos ahora mismo todos es obvia: ¿hay espacio para Ubuntu? El escenario es complicado, con Android y iOS copando el mercado actual, y Windows 8 que prácticamente acaba de salir. Ir a por ellos es complicado, y con los recursos de Canonical es casi como darse de frente contra un muro. En el mercado más profesional, de desarrolladores, tenían una oportunidad, pero han decidido no aprovecharla.
Con los usuarios, el problema de siempre: las aplicaciones
El usuario común, el que quiere tablet con el que entretenerse, busca principalmente una cosa: aplicaciones. ¿Tiene YouTube, Whatsapp, Tuenti, Facebook y similares? Genial, ya es suficiente. El resto (interfaz por gestos, multitarea) no es tan relevante.
En este apartado, Android y iOS ganan de calle ahora mismo, aunque eso no es demasiado relevante: Ubuntu para tablets acaba de salir. Pero, ¿podrá conseguir un número suficiente de aplicaciones de calidad a medio plazo?
Sacando mi bola de cristal, me aventuro a decir que no. En Ubuntu para tablets se programa en QML, un lenguaje que no es para nada nuevo: es la base de las librerías Qt. Puedes usar C/C++, aunque por lo que entiendo sólo servirá si quieres programar juegos con OpenGL o similares.
Básicamente, todas las aplicaciones tendrán que hacerse de nuevo. Si juntamos eso con que Ubuntu (incluyendo teléfono y escritorio) tiene pocos usuarios frente al resto de competidores, no parece que los desarrolladores vayan a centrarse mucho en Ubuntu para tablets.
Y para muestra un botón: ¿cuánto le costó a Android ganar aplicaciones de calidad en tablets? Bastante, sobre todo teniendo en cuenta la cuota de mercado que tenía en ese momento. Y lo mismo con Windows 8: ahora mismo, no hay suficientes aplicaciones de calidad en la Windows Store, y eso que Windows es la plataforma con más desarrolladores y Microsoft la empresa que más dinero gasta en ellos.
Ubuntu para tablets también soporta aplicaciones HTML5. Ese es otro punto interesante, pero probablemente no sean ni tan rápidas ni tan integradas con el sistema como pueda ser una aplicación nativa, así que tampoco creo que vayan a ser su salvación.
La oportunidad perdida: el tablet para desarrolladores
Creo que Canonical ha perdido una oportunidad al crear una versión _capada_ de Ubuntu en los tablets en lugar de adaptar Ubuntu completo a una interfaz táctil. El mercado de consumidores es muy difícil de atacar, pero, ¿y el de desarrolladores?
Estoy seguro de que un tablet en el que pudieses desarrollar código igual que en un Ubuntu normal, en el que además se incluya la interfaz y aplicaciones estilo tablet, podría llegar a tener bastante éxito. Un tablet normal, optimizado para ser táctil, pero que en cuanto le pones un teclado y ratón es un entorno de desarrollo completo (al fin y al cabo, Linux/Unix es el entorno de desarrollo más grande jamás creado). Y no harían falta muchas aplicaciones para poder programar para web, Android, Blackberry o Linux, por ejemplo.
Por supuesto, esto no significaría que Canonical dejase de buscar un sistema para usuarios comunes. Es seguir la filosofía de Ubuntu: por debajo sigue siendo Linux, con toda su potencia y posibilidades, pero además es fácil de usar para el usuario medio.
Aquí han perdido una oportunidad importante, podrían haber creado _el tablet para desarolladores_ (y para usuarios también, pero como decía arriba atacar ese mercado es muy difícil) y haber ganado muchísimo con ello. Diferenciarse de Android y iOS. Ser un sistema operativo real, para trabajar, y no sólo un juguete. No me malinterpretéis, Ubuntu para tablets pinta muy interesante, pero creo que podrían haber hecho algo más.
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