La moda tecnológica de 2023 podría resumirse en pocas palabras como 'vamos a meterle IA a todo': en estos meses, ha habido una carrera por introducir funcionalidades basadas en IA en plataformas, aplicaciones y dispositivos de lo más variopinto. Era inevitable que la moda terminara llegando también a los juguetes.
Así, 2024 parece que será el año en que la industria juguetera actúe de caballo de Troya para que GPT (y otros modelos de IA) termine 'colándose' en la sala de juegos de nuestros hijos. No es inesperado: incluso en su faceta de chatbot, los grandes modelos de lenguaje han demostrado ser un útil complemento para entretenerlos y educarlos.
Un ejemplo destacado de esto es Miko Mini, un robot de compañía que busca ganarse el corazón de los niños con su capacidad para mantener conversaciones, contar historias y resolver problemas matemáticos.
Este juguete, desarrollado por una startup con sede en la India, utiliza modelos de IA tanto internos como localizados en la nube (incluyendo GPT-3.5 y GPT-4), para ofrecer una experiencia de aprendizaje única y entretenida.
Además, Miko puede jugar juegos como el escondite y está diseñado para ayudar a los niños a desarrollar habilidades de comunicación, para complementar el currículo escolar con contenido educativo (está entrenado con datos de fuente como la editorial de la Univ. de Oxford), así como para ofrecer 'experiencias multimedia' (gracias a un acuerdo con Disney y Paramount).
Otros juguetes como Grok, Fawn y Moxie también se suman a esta tendencia, presentándose como compañeros de juegos que pueden responder preguntas generalistas y mantener conversaciones, brindando una experiencia única de juego sin pantallas e interacciones multisensoriales.
Grok, por ejemplo, es un peluche creado por la startup Curio Interactive que fomenta el aprendizaje interactivo, si bien su fama deriva, sobre todo, del hecho de contar con la voz de la famosa cantante Grimes. Curiosamente, se denomina igual que el rival de ChatGPT desarrollado por Elon Musk (el exnovio de Grimes), aunque él mismo sí usa la tecnología de OpenAI.
Y no podemos dejar de lado el aspecto terapéutico, aunque éste sea más experimental y aún no se contemple una apuesta clara de la industria por el mismo. En cualquier caso, Moxie es un ejemplo que comercializa como una herramienta para que padres de niños con discapacidades intelectuales y TDAH puedan ayudar a sus hijos a expresar sus sentimientos o realizar ejercicios de mindfulness.
El problema de la seguridad
Sin embargo, no todo es perfecto en el mundo de los juguetes con IA. Existen preocupaciones sobre la precisión de la información proporcionada por estos juguetes... así como sobre la privacidad y seguridad de los datos de los menores. Y es que algunos juguetes recopilan información personal de los niños, como preferencias y nombres de amigos, lo que ha generado inquietudes sobre el uso y la seguridad de estos datos.
Sin embargo, las startups detrás de estos juguetes afirman estar tomando medidas para abordar estas preocupaciones. Por ejemplo, Moxie procesa y almacena los datos visuales en el propio dispositivo en lugar de en la nube, y se asegura de eliminar la información personal antes de reentrenar al modelo de IA.
Vía | Forbes
Imágenes | Fotomontaje a partir de fotograma de 'M3gan' (Universal Pictures) / Marcos Merino mediante IA
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