Al mismo tiempo, el economista Daron Acemoglu vaticina que la IA será más eficaz implementando automatizaciones "mediocres" que mejorando la productividad
La inteligencia artificial ha sido una de las tendencias tecnológicas más debatidas en los últimos años, sobre todo en lo que respecta a su impacto sobre el mercado laboral. Y este fin de semana, en el marco del Foro Económico Mundial de Davos, Mustafa Suleyman (cofundador de DeepMind, el laboratorio de IA adquirido por Google hace ahora 10 años) ha realizado su propia contribución contundente al candente debate.
Y es que, durante una entrevista para la CNB, Suleyman -que obviamente es un defensor de la IA, no un neoludita- ha afirmado que la IA es, fundamentalmente, "una herramienta para sustituir a la mano de obra". Según él, la IA realiza dos grandes funciones con resultados radicalmente diferentes:
- Mejora la eficiencia de las operaciones existentes, lo que puede generar importantes ahorros para las empresas, pero a menudo reemplazando a los humanos que realizaban esos trabajos.
- Permite la creación de operaciones y procesos completamente nuevos, lo que puede generar oportunidades de empleo.
Estas dos fuerzas opuestas, según Suleyman, impactarán en el mercado laboral en los próximos años de manera impredecible. Si bien espera que la IA "nos aumente y nos haga más inteligentes y productivos durante las próximas décadas", su influencia a largo plazo, sobre todo en un entorno desregulado, aún es "una incógnita".
Suleyman no es el único rostro público que se ha lanzado en los últimos días sobre las implicaciones preocupantes de la tecnología en el mercado laboral. El profesor del MIT Daron Acemoglu (coautor del bestseller "Por qué fracasan los países"), predijo hace unos días, en un artículo publicado en Wired, que la IA nos decepcionará a todos en 2024...
...considerándola principalmente "una forma de automatización mediocre" que eliminará empleos, al tiempo que no cumplirá con las expectativas depositadas en ella de generar mejoras monumentales en la productividad. Y sin mejoras en la productividad, la segunda fuerza positiva mencionada por Suleyman quedaría en nada.
Diversos estudios académicos respaldan el temor de Suleyman: en 2013, uno elaborado por Carl Benedikt Frey y Michael Osborne estimó que el 47% de los empleos estadounidenses corren el riesgo de haber desaparecido por la automatización a mediados de la década de 2030, mientras que otro de McKinsey mucho más reciente (de julio del año pasado) concluyó que casi 12 millones de estadounidenses necesitarán cambiar de trabajo para 2030 a medida que la inteligencia artificial vaya asumiendo sus funciones.
BMW como ejemplo práctico
Pero a Suleyman no le respaldan únicamente las especulaciones de los expertos, también las últimas noticias que nos llegan desde el mundo de la industria. Y es que, más o menos al mismo tiempo que el cofundador de DeepMind lanzaba estas reflexiones desde Suiza, en Carolina del Sur la compañía BMW anunciaba una 'colaboración estratégica' con la startup de robótica Figure para empezar a introducir robots humanoides en su planta de fabricación en Spartanburg.
Es importante señalar que los robots de Figure no son los típicos robots industriales creados ex profeso para la realización exclusiva de procesos concretos de la cadena de montaje, sino que se consideran "de uso general" y están diseñados para llevar a cabo una amplia variedad de tareas en la fabricación, lo cual abre multitud de nuevas posibilidades en su uso.
Si se demuestra su viabilidad, aclaran, su implementación en la planta de BMW aumentará gradualmente; además, la ventana de tiempo para su despliegue se estima entre uno y dos años.
La planta de fabricación de BMW en Spartanburg no es una más: es la única que posee en los Estados Unidos y también es la de mayor volumen de producción de BMW en todo el mundo, fabricando casi 1.500 automóviles por día. Obviamente, una eventual robotización total de la misma tendría un gran impacto (directo, pero sobre todo simbólico) en el mercado laboral.
Los defensores de esta apuesta alegan que se espera que estos robots se encarguen de tareas repetitivas o peligrosas (y eso es bueno), pero son tareas que ahora están en manos de humanos, humanos a los que el éxito de los robots empujará a obsolescencia y a las colas del paro (y eso no lo es).
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