Si estás dando tus primeros pasos en el mundo de GNU/Linux o empezando a interesarte por las alternativas de código abierto a los programas convencionales, muy posiblemente ya te hayas topado con la confusión que puede crear el que existan dos proyectos con nombres tan parecidos como OpenOffice y LibreOffice.
Ambas son alternativas gratuitas y abiertas a suites ofimáticas de renombre como Office de Microsoft, pero existen varias diferencias a tener en cuanta entre ellas. Como por ejemplo el hecho de que una naciera de la división de otra, o que la semana pasada el vicepresidente de Apache OpenOffice publicase una carta abierta en la que mencionaba un posible cierre del proyecto.
Por eso, para despejar de una vez por todas cualquier tipo de dudas, hoy vamos a contaros cual es la historia de OpenOffice, cuales fueron sus aciertos y errores, y cómo la revuelta de la que nació LibreOffice, poco a poco, ha ido sentenciando a muerte a su predecesor.
La historia de OpenOffice
OpenOffice nació en 1985 bajo el nombre StarWriter, que poco después pasaría a llamarse StarOffice. La suite ofimática fue desarrollada por la empresa alemana StarDivision, que fue adquirida en 1999 por la estadounidense Sun Microsystems, que por aquel entonces era toda una gigante con más de cuarenta mil empleados.
Sun Microsystems estaba codeándose con Microsoft, y desde 1982 llevaba manteniendo un ambicioso sistema operativo propio basado en UNIX llamado SunOS o Solaris. Podríamos considerarlo como un antepasado cercano de Linux, que nacería nueve años después en la habitación de Linus Torvalds.
Tal y como le pasa hoy en día a las distribuciones GNU/Linux, Solaris tenía el problema de no contar con algunas aplicaciones populares como un Microsoft Office que sólo era compatible con DOS y Mac OS. En 1995 StarOffice vio llegar su versión 3.0, la cual fue la primera suite ofimática multiplataforma de la historia al ser compatible con Linux, OS/2 Warp, Windows y Solaris, y sólo cuatro años después Sun Microsystems compró StarDivision.
El 13 de octubre del 2000 Sun Microsystems liberó el código fuente de StarOffice, creando con él una suite ofimática abierta a la que llamaron OpenOffice. Su versión 1.0 no llegó hasta el 1 de mayo del 2002, pero entre el concepto de ofrecer una alternativa gratuita a Microsoft Office y el año y medio que estuvieron liberándose sus versiones beta no tardó en alcanzar un millón de descargas. Para 2003 consiguieron superar los 20 millones.
Entonces llegó la época dorada de OpenOffice, que alimentado por la comunidad iba implementando unas mejoras que después llegaban a la versión comercial StarOffice, que seguía desarrollándose en paralelo. Su objetivo era el de garantizar el acceso de todo el mundo a los documentos, y para ello desde el principio fomentaron formatos abiertos como su estándar XML o la compatibilidad con los de Microsoft Office, que finalmente se hizo compatible con los formatos de OpenOffice en 2007.
Divisiones, compras y el nacimiento de LibreOffice
Pero llegaron los problemas. Por una parte, la comunidad cada vez estaba más desencantada con la gestión de Sun Microsystems, que siendo el propietario de OpenOffice sólo aportaba el 30% del código. Richard Stallman también puso su granito de arena criticando la aplicación al considerarla una trampa pro-Java, y poco después empezaron a salir los primeros forks como el de IBM o Go-Open Office evidenciando la fragmentación de la comunidad.
El 20 de abril del 2009 se anunció la compra de Sun Microsystems por parte de Oracle, la cual trajo como consecuencia el cierre de proyectos libres como el de OpenSolaris, que caldearon aún más los ánimos de la comunidad. Fue entonces cuando un 28 de septiembre del 2010 los desarrolladores sin relación con Sun crearon el proyecto LibreOffice, una versión de OpenOffice desvinculada de Sun y Oracle, y que nación con betas para Windows, Linux y Mac.
Esta última escisión dejó sentenciado a OpenOffice. Oracle reaccionó amenazando con expulsar del consejo de OpenOffice a los desarrolladores de LibreOffice, lo que provocó que acabasen quedándose sin ninguno cuando estos decidieron abandonar la empresa para unirse a la nueva alternativa. Esto llevó a que la empresa tuviese que sacar la bandera blanca donando OpenOffice a la fundación Apache, que siguió desarrollándola y lanzándola en otras plataformas como Android.
Pero el daño ya estaba hecho. En enero del 2011 Canonical sustituyó OpenOffice por LibreOffice en Ubuntu, lo que hizo que las distros Linux que aún no hubieran dado el paso lo acabasen haciendo después. Con el apoyo de la comunidad, la nueva suite ofimática empezó a ocupar el lugar de su antecesora en los sistemas de una gran cantidad de los amantes del software libre.
¿Es el final de OpenOffice?
Con la comunidad volcada en apoyar a LibreOffice, en los últimos años OpenOffice ha ido perdiendo fuerza. Sin un equipo de desarrolladores lo suficientemente amplio perdió el ritmo de las actualizaciones, mientras que su gran competidora empezó a evolucionar toda velocidad.
Esta situación ha acabado haciendo que Dennis Hamilton, vicepresidente de Apache OpenOffice, publicase la semana pasada una carta abierta en la que explicaba que el proyecto podría acabar llegando a su fin. No hay decisiones tomadas, pero explica que los desarrolladores con los que cuentan no son suficientes para mantenerlo.
Por lo tanto, durante las próximas semanas es posible que Apache ponga punto y final en la historia de OpenOffice, que pasó de ser una de las grandes promesas del software libre y abierto a convertirse en un programa con cada vez menos peso entre los usuarios.
Lo más triste y significativo es que a efectos prácticos su desaparición no influiría demasiado en una comunidad volcada con LibreOffice, cuyos creadores ya están trabajando para seguir mejorando en las futuras versiones intentando dar el salto a la nube y abrazar el sector profesional mientras siguen mejorando las versiones para Android e iOS.
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