Ser programador: ¿rango o función?

Ser programador: ¿rango o función?
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“Empezarás como programador pero podrás ascender hasta analista, jefe de proyecto y hasta consultor”.

Con esta frase comienzan muchas entrevistas de trabajo en el mercado laboral mundial (salvo honrosas excepciones). De hecho, el salario más bajo siempre corresponde a programadores haciendo de este trabajo un pozo del que hay que salir para progresar económicamente.

Imaginemos un gran cirujano, con miles de operaciones a sus espaldas. Una gran experiencia que ha permitido salvar vidas adelantándose, muchas veces, a los acontecimientos y desarrollando un sentido especial para detectar problemas, igual que para encontrar soluciones en los momentos de mayor estrés. ¿A alguien se le podría ocurrir peor idea que promocionarlo a jefe de hospital y encargarlo de labores cada vez más administrativas? ¿Por qué se hace esto con los desarrolladores?

La vocación como motivación

Muchos de nosotros comenzamos a programar cuando éramos pequeños o muy jóvenes, como un impulso de simple atracción hasta desarrollar la manía de convertir todo desarrollo, por pequeño que fuese, en un reto personal. Pasan los años y, si has tenido suerte, conviertes tu hobby en motivo de tu estudio y terminas ganándote la vida con ello.

Amstrad CPC464

Sabes que se te da bien y que prácticamente naciste para esto, así que te entregas y empiezas a obtener frutos. Profundizas y aprendes cosas cada vez más difíciles. Consigues el UNIX Network Programming y alucinas con ese submundo mientras haces herramientas que hacía tan sólo seis meses ni siquiera imaginabas que pudieran existir. No sólo es una pasión, ya es tu pasión.

Hacerse mayor es caro

Bastante caro de hecho. Ese pequeño friki que hacía todo por placer ya tiene pareja, más tarde hijos, un coche, una casa, una pila de facturas y un refrigerador por llenar. Programar sigue siendo una gran experiencia y, aunque cada vez hay menos tiempo para seguir estudiando, empleas cada segundo libre del que dispones para hacerlo. Pero cada vez necesitas más dinero y no ves que el futuro vaya a ser muy diferente. No te queda otra que pedir un ascenso …. a analista.

Aun siendo un programador solvente, que estás tan a la última como tu tiempo libre te lo permite, tu trabajo no está valorado económicamente. Es una triste realidad en nuestro mundo laboral:no puedes permitirte una vida mejor manteniendo tus funciones. Y no estamos hablando de que estemos haciendo un trabajo cualquiera sino que somos personal altamente cualificado, con unas habilidades que sólo se consiguen con el tiempo y mucha práctica, así que ¿por qué esto es así?

¿Cabeza de ratón o cola de león? ¡Mejor Rataleón!

Así que, finalmente, te rindes a los emolumentos y aceptas “subir” de rango. Esta es la trampa que muchas empresas se hacen a sí mismas que, en mi opinión, viene auspiciado porque la mano de obra de programadores se encuentra muy barata en el mercado. Tan barata que suele corresponder a prácticas en empresas, becas o puestos junior, y su precio no es sólo muy bajo en remuneración sino que en los dos primeros no conlleva la carga fiscal e impositiva de los empleados generales.

Todo ello resulta incongruente con la formación recibida, ya que tanto en la universidad como en los ciclos formativos se enseñan las labores de analista, de DBA y de dirección de proyectos en la misma medida que la programación en Java, .NET, Python o PHP del mundo real, por lo que creo que sería más rentable a largo plazo que cada uno se especializara laboralmente en el rol que le realice como empleado y con la labor que le haga disfrutar de su trabajo.

¿Habéis pasado por esta situación o teméis pasar pronto? ¿Opináis que esa evolución es natural y perfectamente válida? ¿O por el contrario pensáis que es una aberración?

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