En los últimos años, la programación basada en bloques se ha convertido cada vez con más frecuencia en la puerta de entrada de muchos menores en el campo de la programación. Y precisamente este tema ha sido el eje sobre el que ha girado uno de los últimos webinars sobre educación informática promovidos por la Raspberry Pi Foundation.
En dicho webinar, el docente de la Univ. de Maryland David Weintrop presentó los resultados de la investigación que está llevando a cabo acerca de las ventajas e inconvenientes de iniciar en la computación a estudiantes menores de edad recurriendo a herramientas basadas en bloques, como Scratch (esta última muy usada por la propia fundación en su página de proyectos).
Weintrop ha analizado para ello desde la propia percepción de los estudiantes hasta la comparación del nivel de preparación de los alumnos iniciados mediante este método frente a los que han sido formados únicamente en la programación tradicional basada en código.
Weintrop advierte en su charla, en primer lugar, que no toda la programación basada en bloques se circunscribe a Scratch (menciona también Snap!, Blocky, MIT App Inventor o Pencil Code).
Y, en segundo lugar, que algunos de estos entornos, como el citado Pencil Code (desarrollado por el propio Weintrop) ofrecen realmente un entorno híbrido, que permite al alumno apreciar la equivalencia entre el uso de bloques y código, facilitando así la comprensión de la sintaxis del segundo.
Resultados del estudio
El investigador llevó a cabo un estudio con 90 alumnos de entre 14 y 16 años durante 15 semanas en varias escuelas secundarias de EE.UU., intentando desentrañar cómo afecta el uso de unas u otras herramientas.
Primera fase del estudio (5 semanas): Se establecieron los mismos objetivos de aprendizaje para todos los grupos, pero se les dividió en tres grupos, según usaran bloques, código o mixto. Finalizadas las 5 semanas, a los estudiantes se les realizó una evaluación de los resultados de su aprendizaje, y se les hicieron preguntas sobre sus actitudes con respecto a la programación.
Segunda fase (10 semanas): A todos los estudiantes se les enseñó Java, y luego se repitieron las preguntas de prueba y actitud.
En la primera tanda de pruebas, los resultados mostraron que los estudiantes que habían utilizado la programación basada en bloques obtenían puntuaciones más altas en su evaluación de resultados, mientras que en la evaluación final (después de 15 semanas) las puntuaciones de todos los grupos resultaron ser bastante similares.
En lo relativo a la percepción de los propios estudiantes, se mostró que la percepción del grupo que recurrió a los bloques ofrecía respuestas muy positivas tras la primera fase, y menos positivas tras la segunda... precisamente la tendencia contraria a la observada en el caso de los formados en programación mediante código.
Sin embargo, el grupo que usó herramientas híbridas mostró tendencias más positivas que el segundo grupo en la primera frase, y la tendencia de las respuestas durante la segunda se mantuvo positiva. Tal como lo resume la Raspberry Pi Foundation, "teniendo en cuenta ambos criterio de evaluación, el 'grupo híbrido' mostró los mejores resultados en el estudio".
"Parece que los estudiantes pueden beneficiarse de diferentes herramientas en diferentes momentos, por lo que un entorno de doble modalidad puede ser muy útil".
Sin embargo, el propio artículo de la fundación indica que "es necesario investigar más", puesto que es necesario evaluar la evolución de las competencias de programación a largo plazo, y plantear qué peso tienen en esto los métodos pedagógicos.
Además, tampoco se pueden generalizar estos resultados más allá del campo de edades estudiadas: es decir, de los adolescentes, que ya quedaban fueran del rango de edades para el que fue concebida originalmente la programación por bloques.
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