Hace un tiempo comentamos en Genbeta Dev como podíamos enseñar a los más pequeños de la casa a programar, con Scratch como principal opción para ello. Ahora os traemos una entrevista a Belén Palop, que ha sido la mentora del Club de Jóvenes Programadores en Valladolid.
Este Club de Jóvenes Programadores fomenta que los chavales más pequeños disfruten jugando a través de la programación, comenzando con chicos de 6 o 7 años. El objetivo de estas actividades es la de poder proporcionar una alternativa enfocada a esos niños con inquietudes más técnicas.
A lo largo de la entrevista Belén nos comenta como progresan estos chicos y las ganas y empeño que le ponen a la actividad, además de contarnos las claves para que los padres que quieran enseñar a sus hijos a programar, lo consigan sin que sus hijos pierdan el interés.
¿En qué consiste el Club de Jóvenes Programadores (CJP)?
El CJP es una actividad que se realiza en la Universidad de Valladolid cada lunes por la tarde. Durante 3 horas la sala está abierta para que los chicos acudan con sus portátiles a compartir sus programas, a resolver sus dudas y a aprender. Los monitores también proponen ejercicios bastante abiertos en cuanto al enunciado y a las maneras de resolverlo, para así estimular su creatividad y su capacidad de resolver problemas. Los agrupamos según su nivel y madurez (no según su edad) y proponemos retos más o menos difíciles según el grupo, buscando también la interacción entre ellos. En cuanto a los lenguajes que usamos, la iniciación siempre la hacemos con Scratch, pero los más avanzados ya llevan un tiempo programando en Python.
¿Como nació la idea de ponerse a enseñar a niños como resolver problemas de forma lógica a través de Scratch?
Cuando un niño tiene afición por el deporte, la música o las manualidades, por poner algunos ejemplos, suele encontrar un espacio para practicar esa afición y encontrar otros niños con intereses similares. Tanto los colegios como los ayuntamientos o las diputaciones organizan actividades extraescolares, concursos, competiciones, etc. Sin embargo, los chicos con un perfil más técnico, con curiosidad por entender cómo funciona un ordenador, por desarrollar videojuegos o por hacer animaciones, no tenían un espacio en Valladolid hasta que surgió el CJP.
Además, en las casas y en las escuelas se usan los ordenadores únicamente como herramientas de consumo de contenidos. Hace falta transmitir a las nuevas generaciones que los contenidos los generan personas como ellos. La programación de ordenadores les da también una vía para plasmar sus ideas. Así, desarrollan su creatividad, el pensamiento abstracto, la lógica y ponen en práctica conceptos matemáticos que, muchas veces, ni siquiera han dado aún en el colegio. Es muy gratificante ver cómo avanzan en todos estos aspectos.
El uso de Scratch en concreto para iniciación es sencillamente por lo bien diseñado que está. El MIT ha hecho un gran trabajo para quitar a la programación las barreras iniciales como pueden ser la estricta sintaxis, la necesidad de compilar, la empinada cuesta que hay que superar hasta empezar a tener resultados tangibles y atractivos... Después de haber iniciado en el uso de Scratch a más de 300 niños y adultos en diferentes ámbitos, tenemos claro que es la herramienta ideal para introducirse en el mundo de la programación de ordenadores.
¿Cuántas personas colaboráis en el proyecto?
Somos un equipo de 5 profesores del Departamento de Informática de la Universidad de Valladolid y un equipo de monitores (la mayoría Ingenieros en Informática o estudiantes de la carrera) que trabajan con nosotros tanto en el Club como en colegios y en jornadas.
¿Para un niño de 6 o 7 años es muy grande la curva de aprendizaje para programar con Scratch?
Con 6 ó 7 años estamos justo en el límite inferior para empezar. Para algunos chicos es demasiado pronto y es conveniente esperar hasta los 8. Nuestra experiencia es que, a los 7, un chico espabilado, puede empezar a trabajar pero en proyectos muy pequeños y seguido muy de cerca por un monitor para que no se pierda. A partir de los 8 ya van trabajando con más autonomía y son capaces de repetir estructuras o modificarlas para ajustarlas a lo que ellos querrían hacer. De todas maneras, no es tanto una cuestión de edad como de habilidades, madurez para trabajar y motivación. Depende mucho de cada niño. Al principio, insistimos mucho en que verbalicen su idea para que los monitores puedan reconducirlos a proyectos menos ambiciosos. Si no fuera así, todos saldrían frustrados el primer día por no poder hacer un Super Mario completo, con niveles, y simulando el efecto de la gravedad. Para los primeros días, tenemos varios ejercicios que ya hemos probado con muchos chicos y que les permiten tener en una o dos horas un programa que ya hace algo. Eso les motiva mucho, porque ya sabemos que la paciencia no es una de las virtudes de la infancia.
¿Cómo reaccionan a las clases con Scratch? ¿Suelen estar ilusionados y con ganas de la siguiente y seguir aprendiendo?
De las tres horas que está abierto, prácticamente todos se quedan toda la tarde. Se suelen quejar si hay alguna fiesta que caiga en lunes y, cuando paramos para que salgan a merendar y despejarse un poco, solemos tener que insistir para que paren de trabajar. Cada vez que ha venido alguien a visitarnos (prensa, grupos de investigación, asociaciones...) se sorprende al ver la motivación de los chicos. La verdad es que es un lujo trabajar así.
¿Durante cuanto tiempo seguís con los mismos chavales y por qué "niveles" pasan?
Hasta ahora hemos tenido desde los de iniciación hasta un chico que, cuando llegó, ya estaba aprendiendo Java por su cuenta viendo tutoriales en internet. Intentamos adaptarnos a lo que ellos van pidiendo, siguiendo sus intereses y aprendiendo también con ellos. Poco después de empezar, a los tres chicos que más avanzados iban, les dedicamos un monitor con el que comenzaron a trabajar en Python. Según vayan ellos avanzando y demandando, pasarán nuevos chicos a ese grupo y crearemos el siguiente nivel. ¿Alice? ¿AppInventor? ¿Robótica? ¡Estamos dispuestos a crecer con ellos!
¿Cuales son las cosas más sorprendentes que llegan ha hacer por ellos mismos los más pequeños y cuales los más grandes?
Más que los resultados tangibles, mi anécdota favorita es un día en que vinieron a visitarnos del IMUVA (Instituto de Matemáticas de la Universidad de Valladolid). Uno de los visitantes se acercó a un chico de 8 años que se afanaba con una división por siete con papel y lápiz. Llevaba no sé cuántos decimales ya y, por fin, vio que el número era periódico. La cara de felicidad del chico, la dedicación que había puesto, cómo se apresuraba a escribir la cantidad en el sitio adecuado para que su programa hiciera exactamente lo que él quería... Incluso para los padres de los chicos, la mayor sorpresa es ver el grado de dedicación que llegan a tener para llevar a cabo sus proyectos.
¿A partir de qué edad empezáis a tocar lenguajes como Python y como es el cambio desde Scratch?
Cuando un chico ya domina las estructuras de control, los eventos, las variables y vemos que tiene el pensamiento algorítmico suficientemente desarrollado, lo animamos a comenzar con Python. No es cuestión de edad, sino de haber desarrollado unas habilidades previamente. También es importante que tenga suficiente madurez como para enfrentarse a una curva de aprendizaje mucho más dura y aceptar resultados menos vistosos e inmediatos que con Scratch.
¿Muchos de los alumnos acaban apuntando maneras para continuar en el mundo de la programación?
Como con tantas otras disciplinas, hay una parte innata y una parte que se desarrolla con el ejercicio. La mayoría de nuestros chicos vienen al club porque sus padres han visto un interés por este tema, por lo que la parte innata diría que la tienen casi todos y sí, claro que apuntan maneras para la programación o, en general, las ingenierías y la tecnología.
¿Qué deberían de hacer los padres que tienen ganas de enseñarles a sus hijos a programar y cómo deberían de hacerlo?
En cuanto a la parte técnica, si ellos saben programar, les recomiendo comenzar a usar Scratch para familiarizarse con el entorno, que es muy sencillo e intuitivo. Para la parte de didáctica y aprender cómo explicarlo a los chicos hay mucha documentación en el sitio de Scratch. Como recomendación, yo les diría que se olviden de hablar de estructuras de control, eventos, o variables. Que se olviden de la lección magistral y le den el protagonismo y el control al chico. Se pueden sentar con él al lado, hacer un movimiento sencillo con un avión y dejar que el chico haga un rato de "creativo" del equipo, indicando qué querría que el avión hiciera. En poco tiempo van a ver cómo les arrebatan el ratón y el teclado. Ese es el momento de que el creativo verbalice qué quiere hacer. Si la propuesta es demasiado ambiciosa (normalmente lo es), en lugar de resolverlo ellos mismos (normalmente lo intentan), que traten de ajustar la dificultad para que lo pueda hacer el chico sólo o con muy poca ayuda.
Más información | Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid En Genbeta Dev | Cómo enseñar a programar a los más pequeños