Como ya les contamos hace unos días, el año 2011 comenzó para muchos usuarios de Hotmail con una mala noticia: por un error de Microsoft muchas cuentas de correo fueron “vaciadas”, regresando a un estado de “cuenta recién creada”, sin ningún correo y desplegando solo un mensaje de bienvenida.
Para alegría de todos los usuarios afectados por este problema, Microsoft anuncia que ya lo han solucionado, y que en este momento todos los correos desaparecidos están de vuelta en las cuentas de Hotmail. De acuerdo a las cifras de Redmond, más de 17.000 usuarios se vieron afectados por este bug (para ponerlo en perspectiva, hay aproximadamente 360 millones de cuentas de Hotmail a día de hoy). Pero aunque la proporción de perjudicados sea pequeña, eso no quita que la falla de Microsoft haya sido gravísima, ya que dejó a estos usuarios sin poder acceder a sus correos por casi 5 días (desde el 28 de diciembre hasta el 2 de enero).
Al estar ante problemas como estos es inevitable volver a hacerse la clásica pregunta de hasta dónde deberíamos confiar en los servicios “en la nube”. Vale, que el webmail es algo que existe desde la década de los 90, pero el confiar todo nuestros correos y archivos a un servidor remoto es una idea que se ha popularizado con la llegada del “cloud computing”. El problema es que junto con la comodidad de la centralización, viene el riesgo de la dependencia.
Con medidas simples como contar con cuentas de correo en varios proveedores, y hacer backup automático de la cuenta principal nos evitamos este riesgo (ya sea usando un cliente como Thunderbird/Outlook/Apple Mail, o reenviando copias del correo a otra cuenta). Así, al evitar centralizar todo nuestro correo (o fotos, documentos, etc.) en un sólo servicio no quedamos “a merced” de nadie. Si Gmail está fuera de servicio por una hora, podemos enviar correos con Hotmail; o si Hotmail sufre un percance como el de ahora, tendremos todo nuestro correo respaldado en Gmail o en un disco local.
Por supuesto, con esto no estoy diciendo que los de Redmond estén libres de responsabilidad, ni mucho menos. Es de precavidos tomar las medidas que mencioné arriba, pero tampoco es nuestro “deber”. Esperemos que Microsoft se tome esto en serio e implemente medidas para evitar que ocurran de nuevo problemas de esta magnitud.
Vía | All About Microsoft