Hace algo más de un año en la empresa en la que trabajo me dieron una agradable sorpresa: nos pasábamos a software libre en todos los aspectos en los que fuera técnicamente posible. Eso descartaba a Linux en todo lo que no fueran servidores, debido a que la mayor parte del software de ingeniería que utilizamos sólo está disponible para Windows, pero en cuanto a aplicaciones de escritorio, el principal cambio fue el salto a Open Office.
Cuando empiezas a trabajar con esta suite, la primera impresión es muy buena. Es usable y cómoda, y casi todas las cosas están donde uno se espera que estén. Y como en todo programa, al poco de usarlo te das cuenta de que hay cosas que necesitan ser mejoradas, algunos fallos bastante tontos y otros bastante graves.
Pero desde luego no es tan grave ni tan caro el salto a Open Office como lo pinta el canal oficial del vídeo de Microsoft Office. La mayor parte del tiempo no hay gran diferencia entre usar una u otra suite, aunque a veces sí que es cierto que echas en falta algunas cosas de MS Office. Y los problemas se acentúan si trabajas con documentos creados originalmente en la suite de Microsoft, de los que no puede culparse directamente a Open Office (como se hace en el vídeo en cuestión).
Tengo que hacer hincapié en que de ambas suites, sólo utilizo la edición de documentos de texto y hojas de cálculo en el día a día. Y dentro de estos, son básicos para mi la generación de gráficos y el editor de ecuaciones. Algunos de estos fallos ya han sido comentados en el artículo sobre el vídeo. Considero que nadie debería instalar Outlook, porque es demasiado pesado como cliente de correo y recibe demasiados ataques dirigidos específicamente a él. Otro detalle importante es que en cuanto probamos la interfaz Ribbon, decidimos evitarla a toda costa, por lo que no pasamos a Office 2007.
Fallos molestos de Open Office al editar documentos
Quizás el fallo más enervante de la suite libre por lo estúpido y por lo fácil de corregir es el de los atajos de teclado. Por defecto, hay varias funciones en Open Writer (y de otros de los editores) que tienen asignada la misma combinación de teclas, por lo que sólo una de las opciones se puede utilizar mediante atajos (y normalmente coincide que no es la que te interesa)
Es cierto que hay veces que al guardar un documento, cerrarlo y volverlo a abrir, la maquetación cambia mágicamente. Las imágenes han cambiado de sitio, están sobre el texto o hay saltos de página nuevos. Pero esto sólo nos ha pasado en documentos que proceden de MS Office. Considero que esto no es un fallo achacable directamente a Writer, puesto que Word también tiene su parte de culpa al no usar un formato de documento estándar. Bueno, “doc” es un estándar de facto (lo usa todo cristo), pero no de iure (no es un estándar internacional, como puedan ser “odf” o “pdf”).
Otro detalle molesto es el tema de colores de fondo y de texto. Mientras que MS Office recuerda el último color que has utilizado, lo cual resulta muy cómodo si estás coloreando varias casillas sueltas de tablas o frases a lo largo de un documento, en Open Office tienes que estár eligiendo el color cada vez.
Los editores de ecuaciones y gráficos
El editor de gráficos de Open Office no tiene nada que envidiar al de MS Office, aunque precisamente éste es uno de los aspectos de la suite de Microsoft que menos había evolucionado, al menos hasta la versión de la suite que manejamos. Y si comparamos con los existentes en MS Office 2010, prefiero el formato “antiguo”, aunque esto es completamente personal.
Y llegamos al editor de ecuaciones. Bueno, aquí desaparece por completo la usabilidad en Open Office, pero es que la de MS Office tampoco es que sea gran cosa. El editor de ecuaciones que ofrece MS Office no es especialmente cómodo, ofrece limitadas posibilidades de formato de texto, pero en general cumple sobradamente y no cuesta realizar ecuaciones complejas con resultados vistosos. La de Open Office es para echarle de comer aparte, porque para empezar no es visual... utiliza marcas de texto nada intuitivas y aprender a manejarlo lleva su tiempo. De hecho, la mayor parte de las veces las editamos en MS Office y las pegamos en Open Office, simplemente por no perder tiempo. O eso, o partimos de una similar ya creada para hacerle cambios menores.
Otras aplicaciones de la suite Open Office
En Open Calc, quizás lo más incómodo del trabajo cotidiano sea a la hora de borrar, puesto que siempre aparece un cuadro de diálogo para consultarte si quieres borrar el texto, el formato, las fórmulas... Excel no pregunta, por defecto borra texto y fórmulas, y si quieres también borrar el formato lo tienes que hacer por otras vías.
Pero quizás lo que me resulta más incómodo es pasar datos entre diferentes editores de la suite libre. Una operación muy habitual para nosotros es realizar operaciones en una hoja de cálculo, y luego pegar varios resultados en un documento de texto como tabla. Mientras que en MS Office esto es sencillo sabiendo algunos trucos (como tener la tabla ya creada en Word, seleccionar sus casillas y luego pegar los datos desde Excel), con Open Office no hay manera: o pegas los datos casilla a casilla, o los pasas a mano.
Después hay otro problema generalizado cuando pasas de un editor a otro, pero que no es algo que se le pueda criticar a Open Office. Como es normal, hay funciones y opciones que están presentes en ambas suites, pero en sitios diferentes o que se utilizan de otra forma. Esto requiere un tiempo de adaptación, que será mayor o menor en función de lo acostumbrado que esté el usuario a los cambios. Este problema no sería tal si empezáramos a trabajar directamente en Open Office, pero ¿qué usuario de Windows no está acostumbrado a MS Office? Personalmente, aún recuerdo lo que me costó adaptarme cuando dejé de usar Word Perfect, o lo que echaba de menos mis atajos de teclado de WordStar.
Ah, que no se me olvide. PowerPoint es odioso, pero Open Impress es imposible de usar. No voy a entrar en compararlos, porque no hay nada que comparar. Habría que rehacer Impress desde cero: usabilidad nula, resultados desastrosos, y características muy limitadas.
Conclusiones
Pese a todo, no nos arrepentimos del salto a Open Office (salvo momentos puntuales de desesperación cuando algo no funciona como querrías). Poco a poco los problemas son menos y las ventajas compensan. Y mantenemos la esperanza de que estos fallos, casi todos achacables a la inmadurez, vayan siendo depurados en próximas versiones. Por eso, miramos con lupa las novedades que llegan desde el fork Libre Office.
Y a Microsoft no habla en su vídeo de las incompatibilidades que hay entre sus documentos guardados con diferentes versiones de MS Office. Hay muchos que como nosotros decide no dar el salto a una versión nueva de MS Office para evitar este tipo de molestias.
Eso sí, no nos ha quedado más remedio que mantener MS Office en la reserva, para aquellas ocasiones en que nos llegan documentos que no hay forma de que se conviertan bien a los formatos estándar de Open Office, o para crear presentaciones.
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