Las semana pasada Google anunció el lanzamiento de un nuevo estilo visual para los resultados de búsqueda de Google Search, y con ello, cambios en cómo se muestra y distingue un anuncio de un resultado. En principio, y de momento, es un cambio que afecta a búsquedas en la web del buscador móvil y no en escritorio, pero aun así no se ha podido escapar de la polémica.
Anteriormente, Google ya había recibido críticas por el hecho de que los anuncios se pudieran confundir con resultados de búsqueda, y según este estudio, la mitad de usuarios no los distingue, pero con este último cambio ya no es necesario ni formular una queja, porque cualquiera de nosotros confundiría webs enlazadas como anuncios con resultados orgánicos. El cambio fundamental que muestra la compañía de Mountain View es que el logo de publicidad, que actualmente era un recuadro verde que contiene la palabra "Ad" también en su interior, pasa a ser ahora únicamente la palabra "Ad" en negro.
Si todo quedase ahí, incluso podría ser distinguible, pero el problema es que Google también ha añadido favicons al resto del resultados de búsqueda. Así, el logo de "Ad" parece un favicon más, pero no un aviso de que estamos ante publicidad, algo que podría perfectamente marcarse en otro color como advertencia. Google asegura que con esto, será más fácil identificar las webs de las que proceden los resultados, y si el favicon es adecuado, es cierto, pero el problema, además del mencionado de la publicidad indistinguible, es el que veremos a continuación.
Anuncios que parecen resultados, pero también resultados que se camuflan como anuncios
Si los cambios anunciados por Google que hemos repasado ya daban que pensar que los quebraderos de cabeza por parte de los usuarios podrían ser enormes, Bill Hartzer, en su blog dedicado a búsquedas y marketing ha echado más leña al fuego, mostrando las fisuras de integrar favicons en el nuevo sistema y no diferenciar bien qué es publicidad.
Si a Google se le criticaba que los anuncios parecieran resultados, el experimento que ha hecho Hartzer muestra lo inverso: la facilidad que existe para cambiar un favicon en una web para que parezca exactamente un anuncio. No entraña los mismos problemas éticos, pero sí de seguridad, pues la publicidad de Google funciona con control por parte de la compañía, que debe garantizar la seguridad de los enlaces a los que apunta.
Haciendo tan fácil pasar un resultado por publicidad, algunos usuarios pueden ser engañados (si antes logran diferenciarlos), pensando que van a una web de confianza, pero pudiendo llegar a una web maliciosa infestada de técnicas de phising y otras formas de lucro a través de engaño. O, sin ir tan lejos, el simple hecho de que pueda existir más confusión en un sistema anteriormente ya confuso da que pensar que la prioridad de Google no está siendo separar muy bien el contenido orgánico de búsqueda de los anuncios. Todo ello, en un contexto en el que Google va a mostrar más y más publicidad.
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