Vamos con la última entrada de nuestro especial Mudándonos a la nube, en la que hay que tratar una situación improbable pero que la historia nos ha enseñado que puede pasar en cualquier momento: ¿qué pasa cuando la nube fracasa? ¿Y si el servicio donde tenemos nuestros datos cierra por una clausura o una compra de la empresa? ¿Y si un error hace que no podamos tener acceso a esos servicios durante días?
Almacenar nuestros archivos en la nube es muy cómodo, pero eso no significa que podemos confiar ciegamente en el servicio que usemos. De hecho, guardar algo en algún servicio online implica estar al tanto de esos archivos y prepararse ante cualquier eventualidad.
Lo intachable: copias de seguridad locales
Lo primero y más importante: tener algo en la nube no equivale a tener una copa de seguridad. Sencillamente no cuenta. Siempre, y repito siempre, hay que tener una copia de seguridad local de todo lo que enviemos a la nube. Así, cuando ésta falle, aunque no podamos acceder a nuestros archivos tendremos su integridad garantizada. Y no vale tener dos veces un mismo archivo en servicios diferentes: siguen sin ser copias de seguridad.
Otra cosa que hay que procurar hacer es no tener una confianza ciega en un servicio en la nube por mucho que nos guste la empresa que lo proporcione, porque de la noche a la mañana todo puede cambiar. Un día disfrutas de un portal para guardar fotografías... y resulta que a la mañana siguiente se servicio cierra o cambia radicalmente de filosofía porque lo ha comprado una compañía. ¿Y ahora qué?
Un ejemplo perfecto es el de Flickr: en la entrada para guardar imágenes en la nube no lo contábamos como una alternativa muy viable y ahora ha cambiado radicalmente para ofrecernos 1 TB de espacio. Y eso, para guardar una fototeca, es perfecto. No infinito, pero muy bueno para una biblioteca de imágenes personal. Lo mismo puede pasar con cualquier servicio, y con cualquier tipo de archivo que tengamos.
Eso me llega a decir que tampoco tenemos que dar por sentado de que los archivos los vamos a tener ahí para siempre: hay que estar preparados para llevarlos a cualquier otro sitio que queramos probar. Las mudanzas en la nube son frecuentes, y con la creciente competencia entre grandes plataformas es una tendencia que no decrecerá. Si tenemos en cuenta esos puntos, nos será muy fácil recuperar nuestros datos si la nube en la que confiamos se cae. Será más un problema de no poder acceder al instante a esos archivos que de perderlos, una incomodidad más que un problema.
En definitiva: copias de seguridad locales siempre, nunca calificar un servicio como el definitivo e insuperable y estar siempre dispuestos a probar servicios nuevos. Si cuidamos nuestros ficheros de esta forma, los riesgos y disgustos serán mínimos.
Imágenes | rsaxvc, Clive Darra En Genbeta | Especial Mudándonos a la Nube
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