Puede que en España no nos suene mucho Yik Yak, pero en Estados Unidos está siendo toda una revolución. Su funcionalidad es extremadamente sencilla de explicar: al abrir la aplicación, recoge mensajes anónimos que otros usuarios cercanos geográficamente han mandado utilizando la misma. Podría definirse como un foro anónimo o una especie de Secret en la que sólo se tiene en cuenta la localización de los usuarios que emiten mensajes.
Si bien no tenemos datos recientes de su actividad en lo que a número de usuarios se refiere, la aplicación suele aparecer con frecuencia en los medios de comunicación, y normalmente acompañada de polémica. Sus detractores aseguran que sirve para fomentar el ciber-acoso. Otros, como esta periodista del Huffington Post, cuentan su experiencia con la app, que fue utilizada para enviar una falsa amenaza de bomba en el colegio de su hija. Pero lo más llamativo de todo es cómo ha respondido Yik Yak a todas estas acusaciones: limitando su uso geográficamente.
Las fronteras virtuales para minimizar el ciberacoso
En su sitio web ofrecen un formulario que permite a las escuelas e institutos solicitar que la aplicación no funcione en sus inmediaciones. Simplemente es necesario enviarles las coordenadas del centro y, automáticamente, desde Yik Yak introducirán una frontera geográfica virtual que impedirá leer o enviar mensajes desde dicha zona. Para utilizar la app es necesario que el teléfono diga cuál es su posición, información a la que recurren de paso para evitar su uso en centros educativos para menores.
Numerosas escuelas han solicitado ya el bloqueo geográfico de Yik Yak. Desde la propia app han tomado también la iniciativa y han firmado un acuerdo con la empresa Maponics, que posee las localizaciones de 100.599 escuelas por todo en Estados Unidos (el 85% del total, según dicen los responsables de Yik Yak).
"Fuimos unos ingenuos. Creamos la aplicación principalmente para estudiantes universitarios. Usar la aplicación de la forma en la que pretendíamos que se usase requiere cierta madurez y responsabilidad", decía uno de sus creadores en una entrevista. Como medidas, y además del bloqueo geográfico, han limitado el uso de la app a usuarios de más de 17 años. Los padres interesados pueden restringir su uso en los teléfonos de sus niños limitando las descargas de apps para mayores de dicha edad.
¿Y funcionan estas medidas? Bueno, no hace falta ser un lumbreras para saber que no demasiado. Que no se pueda utilizar Yik Yak en una clase no significa que no se pueda para hacer lo mismo desde casa. La solución de geolimitación que propone Yik Yak puede marcar tendencia pero el problema de fondo sigue estando ahí: por mucho que se pongan "fronteras virtuales", la gente tiene mil formas de gastar bromas pesadas o ir directamente a hacer daño. Quizás el problema no sea de Yik Yak, sino de los que utilizan el anonimato de Internet en lugar de las tradicionales notas hirientes, mensajes con insultos en la pizarra o el clásico "XXXX es una p******" grabado en la puerta de un baño.
Más información | Yik Yak
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