Las últimas semanas para Uber están siendo algo muy parecido a un calvario, y por varias razones. Por un lado tenemos los escándalos de abuso y sexismo, por otro una campaña conocida como _#deleteUber_ por las malas decisiones con respecto al decreto migratorio de Trump, y finalmente dimitía su vicepresidente de producto y crecimiento.
El último gran renuncio en el que se pilló a la empresa fue en la utilización de una app llamada Greyball, con la que espiaba a los usuarios y evitaba a las autoridades. Ahora, y según se informa desde The Guardian, Uber ha anunciado que dejará de usar esta aplicación, a pesar de haberla defendido hace pocos días.
Vamos a recapitular un poco: Greyball es una aplicación que permitía conocer datos de geolocalización de los usuarios, buscaba sus perfiles en redes sociales para saber si se trataba de empleados gubernamentales e incluso números de tarjeta de crédito. Puede que incluso obtuviese más datos sensibles.
Esta marcha atrás llega una semana después de que saltase el escándalo, y de que la empresa defendiese Greyball en medios como Quartz. Según Uber, la app "niega las solicitudes de viaje a usuarios fraudulentos que están violando sus términos de servicio, ya se trate de personas que quieran dañar físicamente a los conductores, competidores que buscan interrumpir sus operaciones, u opositores que cooperan con los funcionarios en operaciones secretas para atrapar a sus conductores".
Esta defensa encarnizada de la aplicación y la actitud desafiante de la empresa parecían indicar que iban a seguir plantando cara a usuarios, prensa, autoridades reguladoras y todo lo que se pusiera por delante. Según el medio, una semana después de que Travis Kalanick (CEO de Uber) anunciaba que estaba buscando un COO que le ayudase a liderar la batalla, se han visto obligados a recular.
Sin embargo, no es la única marcha atrás reciente de Uber. Cuando en diciembre del año pasado publicamos un artículo diciendo que Uber había tenido un 2016 para olvidar, hablamos de que habían intentado introducir una flota de coches autónomos, con Pittsburgh y San Francisco como campos de pruebas.
Al parecer, en la ciudad de la bahía habrían introducido los coches sin tener un permiso municipal. En esos primeros tests se lograron resultados pésimos, como por ejemplo coches que se saltan semáforos y que no reconocen el carril bici. Tras aquel fracaso, la empresa ha anunciado que ahora sí han pedido permiso para poder probar su nueva flota. Veremos si se lo conceden, o si no vuelven a cambiar de opinión y deciden hacerlo tengan permiso o no.
Vía | The Guardian
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