En 2016, Uber fue víctima de un robo de datos que afectó a más de 57 millones de clientes, entre ellos siete millones de conductores, que vieron cómo sus datos personales y licencias de conducir fueron robadas por unos hackers. Uber ocultó este robo durante un año, e incluso pagó 100.000 dólares para que estos borrasen los datos y guardasen silencio.
Sin embargo, y tras descubrirse esta acción por parte de Uber, un acuerdo con los fiscales generales de los 50 estados de EE.UU y el Distrito de Columbia ha terminado con la compañía aceptando el pago de 148 millones de dólares para dar por zanjado el asunto, tal y como ha confirmado Tony West, Director Jurídico de la empresa, en un comunicado.
"Encubrir esta brecha fue una flagrante violación de la confianza del público"
Xavier Becerra, fiscal general de California, ha afirmado en un comunicado que "la decisión de Uber de encubrir esta brecha fue una flagrante violación de la confianza del público. La compañía no protegió los datos del usuario y no notificó a las autoridades cuando estuvo expuesta. De acuerdo a su cultura corporativa en ese momento, Uber barrió la brecha bajo la alfombra deliberadamente a pesar de la ley".
Después de que Bloomberg destapase el escándalo y se descubriese que Uber no solo había ocultado el robo de datos, sino que había comprado el silencio de los hackers, la empresa despidió a Joe Sullivan, que por aquellos entonces era el jefe de seguridad.
Tony West, por su parte, ha confesado que "sabemos que ganar la confianza de nuestros clientes y los reguladores con los que trabajamos a nivel mundial no es tarea fácil" y que continuarán "invirtiendo en protección para mantener seguros a nuestros clientes y sus datos". Este escándalo salió a la luz pocos meses después de que Dara Khosrowshahi tomara el puesto de CEO.
Entre las medidas que la empresa ha tomado destacan la contratación de Ruby Zefo como jefe de privacidad y Matt Olsen como jefe de confianza y oficial de seguridad. El primero dirigía el equipo legal de privacidad y seguridad global de Intel, mientras que el segundo era asesor de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
Vía | CNBC