A este tipo de jefes les encanta rodearse de personas que les dicen sí a todo, para mostrar sus planes grandilocuentes aunque sean imposibles de hacer sin que nadie les cuestione
El otro día me contó una amiga una anécdota de su trabajo. Uno de sus jefes, que siempre le encanta mostrarse con ideas revolucionarias de cara al equipo, obligó a todo el mundo a ir a una reunión. A ella no le venía bien porque estaba de viaje de trabajo. Y además, estaba segura de que la reunión iba a ser en vano.
Dice que conoce a ese hombre lo suficientemente bien como para saber que todo iba a acabar en él contando miles de grandiosos planes de cara a un informe que había que presentar y que ninguno de esos planes podrían llevarse a cabo por falta de recursos y tiempo.... como pasa siempre con él y con sus "increíbles" ideas.
De cara a sus compañeros, muchos de ellos nuevos o bastante nuevos en la plantilla, ella sintió que quedó como la desagradable que no tiene ganas de invertir más tiempo en innovar. Días después quedó claro que esos planes no encajaban para nadie. Ni siquiera para el jefe al que le encanta ir de grandioso y ocurrente de cara al resto del equipo.
Rodearse de gente que no los cuestionan
Justo recordé esta historia leyendo ahora el nuevo estudio de Harvard Business Review sobre un punto más tóxico que puede presentar un jefe y que puede ser muy molesto en el entorno de trabajo: el de la positividad tóxica. Justo, uno de sus rasgos es que se suelen rodear de gente que no cuestiona sus recomendaciones sin sentido, así no tienen que dar explicaciones.
Lo contrario de lo que le pasó a mi amiga que acabó siendo la rancia de la reunión llena de ideas grandiosas que nadie nunca llegó a desarrollar porque era imposible hacerlo.
Ya hemos visto rasgos tipos de jefes tóxicos. Esos que controlan mucho tu trabajo o alardean de estar ocupados. O los que hablan de que "somos una gran familia" o presumen de nunca tomar vacaciones... Hoy vamos a reconocer a los de la "positividad tóxica".
Rasgos de un jefe con positividad tóxica
El pensamiento positivo generalmente se considera algo bueno en la gestión, pero existe una diferencia entre el optimismo genuino y la positividad tóxica. Los investigadores de Harvard Business Review han hecho una lista de tres señales de alerta a las que debemos prestar atención.
Por un lado, se rodean de personas que dicen "sí". Un jefe que se niega a aceptar el “no” y se rodea de personas que no los desafían ni los cuestionan puede estar fomentando una positividad tóxica. "Podrían proteger al equipo de la realidad, lo que llevaría a prometer demasiado y no cumplir lo suficiente".
Los verdaderos líderes equilibran el optimismo con el realismo, escuchan las preocupaciones y trabajan con su equipo para resolver problemas.
Otro rasgo es que proporcionan elogios excesivos y así usan los halagos como forma de manipulación. Elogios como “Tú eres el único que puede hacer esto” o “Creo en ti para manejar esta carga de trabajo” pueden enmascarar expectativas poco realistas. Y quieren que las hagas tú, tras esos elogios en los que valoran tu capacidad de trabajo.
Esperan que seas feliz… siempre. Los líderes que esperan felicidad perpetua de su equipo, independientemente de las circunstancias, están practicando una positividad tóxica. Descartar o ignorar las emociones negativas puede provocar agotamiento. Dice el estudio que los líderes más inteligentes emocionalmente validan los sentimientos de sus empleados, ofrecen apoyo y evitan minimizar frases como "podría ser peor".
Imagen | Foto de Hunters Race en Unsplash
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