Mientras que hace unos días abordábamos cómo el porcentaje de teletrabajadores en España ha vuelto caso a niveles prepandemia, situándose por debajo del 7% del mercado laboral los trabajadores que no tienen que acudir a un lugar de trabajo… el retorno a la "antigua normalidad" no parece haber sido acogido con los brazos abiertos en Estados Unidos.
Y es que, si hasta hace poco el debate giraba en torno a cuántos empleados estaban dispuestos a renunciar a sus trabajos si las compañías les forzaban a volver a las oficinas, ahora parece haberse iniciado un 'movimiento de resistencia' que no acepta la disyuntiva de 'oficina o a la calle', y está apostando por una tercera alternativa: ignorar las órdenes de sus superiores y seguir trabajando… pero desde casa.
De hecho, según un estudio de WFH Research—llevado a cabo entre aquellas empresas que apostaron por el teletrabajo a raíz del coronavirus y que ahora vuelven a exigir cierto grado de presencialidad— el 51% de los empleados han hecho oídos sordos a la orden de abandonar el teletrabajo… y, entre aquellas compañías que sólo exigen presencialidad una parte de la semana, casi el 20% de los profesionales asisten menos de lo que deberían hacerlo.
Lo asombroso es que a muchos les está saliendo bien la jugada.
Todos a una, como en Fuenteovejuna
¿Por qué? ¿Cómo es posible que esa actitud no sea fuente de sanciones y despidos en masa (sólo el 12% de los encuestados habla de despidos en su empresa por esta razón)?
Bueno, sencillamente porque los empleados estadounidenses han descubierto las ventajas del método Fuenteovejuna que glosó Lope de Vega. Sí, lo de "todos a una". O "casi todos", al menos, pues las empresas que podrían permitirse sancionar a 1 ó 2 empleados, no pueden permitirse en lujo de prescindir de la mitad de su plantilla.
La escasez de talentos en determinados sectores (como el tecnológico) también ayuda a aumentar el poder de negociación de los trabajadores… y a forzar la mano a las compañías, que empiezan a aceptar la búsqueda de soluciones de consenso.
En España, por el contrario, no se ha dado hasta ahora una situación como ésta: la normativa aprobada para regular el teletrabajo deja poco margen para rebeliones de esta clase pues, si bien aquellos empleados cuyo contrato recoge explícitamente condiciones de trabajo remoto están más protegidos, aquellos que no firmaron dichas condiciones llevan las de perder.
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