El desenlace de la huelga del taxi en Madrid será muy distinto al de la de Barcelona, como mínimo en plazos. En la capital se cumple hoy el séptimo día de parón, y la situación, lejos de calmarse tras los días importantes de la Feria Internacional de Turismo, Fitur, que acaba hoy, parece que se recrudece.
En el día de ayer, según recoge El Mundo, el Sindicato Libre de Transporte informó de que un conductor VTC sufrió un disparo contra uno de sus cristales cuando circulaba por la Avenida de Mediterráneo. El conductor sufrió una herida leve en el hombro. Desde el día de hoy, el sector del taxi se ha trasladado de IFEMA al centro de Madrid. A las 10 ha tenido lugar una reunión en el Paseo de la Castellana, donde han estudiado qué medidas establecer de ahora en adelante.
Eso sí, el sector no se plantea desconvocar la huelga, pues como ahora veremos, las condiciones ofrecidas por la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, donde la variable espacial es la protagonista, y no la temporal, como lo ha sido en Cataluña con la famosa precontratación de 15 minutos.
Un preacuerdo insuficiente
Cuando Ángel Garrido y Manuela Carmenta anunciaron en Fitur que habían alcanzado un preacuerdo para el que sólo restaba acordar algunos detalles, mostraron confianza en la posibilidad de que los taxistas aceptaran y desconvocaran el parón. Ocho de ellos, además, habían iniciado una huelga de hambre.
Según Garrido, los taxistas pretenden acabar con el sector, y "Gobierno de la Comunidad de Madrid no va a aceptar condiciones", pues "los ciudadanos deben poder elegir". Además, culpa al Gobierno central de Pedro Sánchez del actual conflicto, por haber transferido las competencias a las comunidades autonómas en el polémico decreto ley potenciado por Jose Luis Ábalos.
Para los taxistas, la distancia mínima establecida por el acuerdo de la CAM y el Ayuntamiento entre un cliente y un VTC debe ser de 300 metros en el momento de la contratación, es una "anécdota o burla". Piden a la Comunidad de Madrid lo mismo que llevan defendiendo esta semana: que establezcan medidas similares a las de la Generalitat de Cataluña. Es decir, como mínimo, un tiempo de precontatación del servicio de 15 minutos.
Medidas que Ángel Garrido no quiere tomar, pues además de que no quiere acabar con las VTC como puede ocurrir en Barcelona, ya ha defendido que la Generalitat "se enfrenta a multas milmillonarias que pueden llevar a la quiebra a cualquier Comunidad Autónoma". Unauto, la patronal de las VTC, también ha rechazado la propuesta, por lo que de momento no convence a ninguna de las partes.
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