Se especulaba con la posibilidad de la suspensión de sus servicios y, finalmente se ha producido: Uber y Cabify han anunciado que se marchan de Barcelona. Ambas lo harán este viernes, cuando entra en vigor del decreto de la Generalitat de Catalunya que establece nuevas normas a las que deben atenerse.
La regulación impulsada por las autoridades catalanas, que recoge parcialmente las demandas del sector del taxi, establece que las plataformas VTC deben implementar un tiempo de precontratación de al menos 15 minutos, ampliable a una hora por autoridades municipales o supramunicipales, prohíbe la geolocalización previa y la circulación destinada a la captación de clientes.
Para Cabify, esta regulación tiene "como único objetivo, y por tanto también como consecuencia final, la expulsión directa de la aplicación de Cabify y de sus empresas colaboradoras de Catalunya y Barcelona". Desde Uber, se muestran más comedidos, aunque apuntan en la misma línea. "Ante las restricciones a las VTC aprobadas por el Gobierno catalán, nos vemos obligados a suspender el servicio de UberX en Barcelona", ha explicado un portavoz de la compañía.
Ante estos acontecimientos, echamos un vistazo al resto de ciudades españolas donde Uber y Cabify siguen operando y examinamos su situación. A principios de enero, según datos del Ministerio de Fomento, a nivel estatal se cuentan 65.657 licencias de taxi y 13.125 autorizaciones de VTC.
Uber y Cabify en el resto de España
Basta echar un vistazo a la página dedicada a las ciudades en las que opera Uber para darse cuenta de que es un gigante a nivel mundial y, también, español. Aunque su servicio VTC no funciona en todas las ciudades incluidas.
Además de desarrollar su actividad hasta esta semana en Barcelona, la compañía californiana presta sus servicios en Madrid, València, Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga, incluyendo la Costa del Sol, destino turístico de primer orden. En todas ellas operan mediante el servicio UberX, fórmula basada en conductores profesionales y las polémicas licencias de VTC.
La dimensión de Cabify, sobre el mapa española, es más reducida que la de su rival directo. La compañía española, además de estar presente hasta este viernes en Barcelona, desarrolla su actividad en Madrid, València, Sevilla, Málaga, Alicante y A Coruña. En todas ellas, al igual que Uber, funciona mediante licencias de vehículos de turismo con conductor y conductores profesionales.
El estado de ánimo de las ciudades
En Madrid, como venimos contando estos días, los taxistas siguen de paro indefinido tras haber seguido los pasos de sus compañeros barceloneses desde el pasado lunes 21 de enero.
Pese a las sucesivas reuniones mantenidas con la Comunidad de Madrid y la presión desarrollada mediante sus protestas, que colapsaron con sus vehículos IFEMA y la Castellana, para después hacer lo propio andando en el corazón de la capital, el sector madrileño no ha conseguido llevar a término ninguna de sus exigencias. Y las movilizaciones siguen sin visos de resolución inmediata.
La situación en el resto de ciudades, pese a que los taxistas no están desarrollando paros, es similar. En València, el sector del taxi ha entregado un documento con sus propuestas para la regulación de los VTC a la Conselleria de Vertebració del Territori de la Generalitat Valenciana. En este texto piden que los vehículos empleado por plataformas como Uber y Cabify deban exigir la contratación sus servicios con un plazo de antelación mínimo de 12 horas.
En Sevilla, de momento, descartan movilizaciones como las de Madrid y Barcelona en el corto plazo, aunque han mantenido reuniones con las autoridades municipales para conseguir regular a los VTC de forma similar a Cataluña. El apoyo del alcalde sevillano a los taxistas, de hecho, ha molestado a la patronal de los VTC que ha cargado contra él. Tildan de "temerario" el acuerdo alcanzado entre el consistorio y las principales asociaciones de taxistas de la ciudad para instar a la Junta de Andalucía a que una futura norma que regule a los VTC supedite sus servicios a un periodo de precontratación de entre 30 y 60 minutos, siendo obligatoria la vuelta a base tras prestar el servicio.
Las reivindicaciones de taxistas madrileños, valencianos y sevillanos son comunes al sector en el resto de Andalucía y en el resto de España como quedó demostrado el lunes, cuando taxistas de otras partes del país e incluso de Portugal se acercaron a la capital para hacer una demostración de fuerza. Pese a que no consiguieron su propósito de seguir en el Paseo de la Castellana, tras el desalojo efectuado por efectivos de la Policía Nacional y la Policía Municipal de Madrid, sí se han movilizado —esta vez andando, no en taxi— concentrándose ante las sedes del PP, el PSOE y la Comunidad de Madrid, y marchando por el centro de Madrid cortando total o parcialmente arterias como la Gran Vía o el Paseo del Prado.