Hace menos de una semana, Elon Musk andaba preguntando a sus seguidores en Twitter si creían que dicha red social respetaba "rigurosamente" el principio de libertad de expresión. El 70% de los votos recibidos respondieron negativamente, y al día siguiente afirmaba estar "considerando seriamente" crear una nueva red social.
Ahora nos enteramos de que Musk ha comprado casi el 10% de Twitter, convirtiéndose en su máximo accionista, y muchos creen que ese movimiento ha venido motivado por las respuestas a su encuesta.
Desengañaos: según ha desvelado la Comisión de Bolsa y Valores estadounidenses, Musk ya había presentado la documentación pertinente doce días antes, el 14 de marzo.
Musk comparó con Stalin al actual CEO de Twitter
Sin embargo, eso no significa que Musk no estuviera ya preocupado de antes por la libertad de expresión en la red de microblogging: el pasado diciembre ya había tuiteado un críptico meme en el que el recién nombrado CEO de la red social, Parag Agrawal, aparecía retratado como Stalin…
— Elon Musk (@elonmusk) December 1, 2021
…aunque algunos quisieron ver que señalaba una posible traición de Agrawal a su recién dimitido predecesor, la mayoría lo interpretó como una reacción a la difusión de declaraciones previas de Agrawal negando que Twitter tenga alguna obligación de salvaguardar la libertad de expresión:
"Nuestro papel no es el de estar sujetos a la Primera Enmienda… centrémonos menos en pensar en la libertad de expresión, y más en pensar en cómo han cambiado los tiempos".
Jack Dorsey steps down as twitter CEO, replaced by CTO Parag Agrawal.
— James Todaro, MD (@JamesTodaroMD) November 29, 2021
Censorship will get worse.
Agrawal in Nov 2020 interview:
"Our role is not to be bound by the First Amendment...focus[ing] less on thinking about free speech, but thinking about how the times have changed."
Entonces, ¿Musk quiere o no controlar Twitter para cambiar su línea editorial, percibida por muchos como progresivamente tendente a la censura en los últimos años?
Medios de la 'alt-right' estadounidense fantaseaban hace una semana con la compra de acciones de Twitter por parte de Musk (antes de que hoy supiéramos que ya había tenido lugar), como la mejor opción para luchar por la libertad de expresión, frente a la alternativa de montarse su propia red social (el camino seguido por Trump, con nulo impacto por ahora).
Lo cierto es que la figura del 'accionista activista' —esto es, el crítico de una corporación que compra acciones de la misma sólo para poder influir en sus decisiones desde la junta de accionistas- tiene un margen de maniobra muy limitado… al menos con un porcentaje de acciones como el que ostenta Musk por ahora.
El último crítico de la línea política de Twitter tuvo que elegir entre seguir criticándola o tener un asiento en la junta
La alt-right estadounidense ya vivió un momento de euforia hace un par de años, cuando Elliott Management, una empresa de gestión de inversiones propiedad de un influyente donante del Partido Republicano, adquirió un 4% de las acciones de la compañía. La principal reclamación de su CEO, Paul Singer, pasaba por descabalgar al CEO de Twitter, Jack Dorsey, de su puesto: le acusaba no sólo de dedicar poco tiempo a la compañía (en detrimento de Square), sino también de su mantener una línea poco neutral en términos políticos.
Su movimiento tuvo cierto éxito, pues logró hacerse con un asiento en la junta directiva de Twitter y, ahora, un año y medio más tarde, Dorsey ha abandonado su puesto de CEO para centrarse en Square… pero dicho puesto lo obtuvo sólo una vez que aceptó firmar un acuerdo legal para no intentar influir ni manifestarse públicamente sobre las decisiones políticas de la compañía, como explica la CNBC.
Siempre queda la opción de comprar más acciones, pero le saldrá (bastante) más caro
Según Dan Ives, analista de Wedbush, sería de esperar que
"esta participación pasiva sea sólo el comienzo de conversaciones más amplias con la junta o la gerencia de Twitter que, en última instancia, podrían conducir a una participación activa [en la compañía]".
Musk tiene más del doble de las acciones de Elliott Management, más influencia y dinero de sobra para seguir comprando más acciones —y, desde luego, resulta imposible imaginarlo firmando voluntariamente un acuerdo legal para callarse con respecto a casi nada—, pero hasta que Musk no cuente con el 50%+1 de los votos, pensar que el mero título de 'principal accionista' va a suponer un giro de 180º en la política seguida en los últimos años por Twitter resulta algo fantasioso aún.
Según nos explica nuestro compañero de Xataka, Alejandro Nieto, "si Musk quiere seguir aumentando la participación llegará un punto donde tendría que lanzar una OPA por el 100%", pero "si quiere comprar el 100%, tendrá que pagarlo": el precio de las acciones subirá porque es inevitable que "si algo interesa a alguien pasa a valer más".
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