Las predicciones de Ericsson concluyen que el internet de los sentidos será protagonista en 2030

Dentro de poco más de una década, en el año 2030, se espera que el internet de los sentidos sea una realidad. Una red de redes en la que el tacto o el gusto tomarán partido. Así se desprende de un nuevo informe del programa de tendencias de consumo de Ericcson para dentro de diez años.

Este informe presenta información obtenida del programa de tendencias de consumo de Ericsson que este año ha alcanzado su novena edición.

Los resultados cuantitativos que presenta se basan en encuestas en línea realizada a residentes de lugares como Bangkok, Delhi, Yakarta, Johannesburgo, Londres, Ciudad de México, Moscú, Nueva York, San Francisco, São Paulo, Shanghai, Singapur, Estocolmo, Sydney y Tokio. La encuesta se llevó a cabo en octubre y comprende una muestra de al menos 500 encuestados de cada ciudad.

Bienvenido, internet de los sentidos

El informe realizado a personas de entre los 15 y los 69 años, que en la actualidad son habituales de la realidad aumentada, la realidad virtual o los asistentes virtuales, o que tienen intención de utilizar estas tecnologías en el futuro, arroja una conclusión clara: los consumidores esperan un internet de los sentidos.

Desde Ericcson señala que esta visión no solo se encuentra basada en los avances tecnológicos esperados, sino también en la investigación de los consumidores: "los urban early adopters esperan que utilicemos todos nuestros sentidos en línea para 2030". De ellos, apunta el informe, "el 68 % quiere utilizar al menos 1 de las 6 aplicaciones conceptuales de internet de los sentidos sobre las que hemos preguntado, y el 81 % está abierto a la idea en general".

De aquellos consumidores que desean un internet de los sentidos, el 40 % considera que el entretenimiento inmersivo será el principal impulsor de este cambio, el 33 % piensa que la clave será una mejor compra en línea y el 31 % cree que este cambio se producirá debido a la crisis climática. Además, "los consumidores también predicen prendas de vestir que pueden traducir idiomas al instante, nos permiten controlar nuestro entorno sonoro y experimentar el olor, el sabor, las texturas y la temperatura digitalmente".

Esto, en teoría, se traducirá en una mayor integración entre los dispositivos móviles y nuestro cerebro, avanzando en ese ideal de nuestra masa gris como interfaz. "Usar el cerebro como interfaz podría significar el fin de teclados, ratones, controladores de juegos y, en última instancia, interfaces de usuario para cualquier dispositivo digital. El usuario sólo tiene que pensar en los comandos y se ejecutarán. Los teléfono inteligentes pueden funcionar incluso sin pantallas táctiles", explica el informe.