Google dejará de rastrear el contenido de los emails de los usuarios de Gmail, una polémica practica que les ha permitido mostrar publicidad dirigida dentro de la aplicación desde el estreno del servicio en 2004.
El sorprendente movimiento, a tenor de la defensa a capa y espada que ha realizado la compañía durante todos estos años pese a las críticas y la vigilancia con lupa de los reguladores, tiene como objetivo incentivar las ventas de sus servicios en el entorno corporativo.
El rastreo sólo se efectuaba en la versión gratuita de Gmail, no para las compañías que pagaban por el servicio a cambio de funciones de administración extra. Sin embargo, la confusión sobre esta actividad hacía difícil atraer a nuevas corporaciones al servicio, ha dejado entrever Diane Greene, jefa del negocio en la nube de Google en un comunicado este viernes.
“Los clientes de nuestra suite y los usuarios que usan Gmail de forma gratuita pueden seguir confiando en que Google mantendrá el panorama de privacidad y seguridad mientras seguimos innovando”, señaló la directiva.
Google dice que planea efectuar el cambio “este año”. Seguirá leyendo los emails para detectar potenciales ciberataques como ficheros con código “malware” o intentos de robo de credenciales a través de ataques “phishing”.
La publicidad no desaparecerá. Es lo que hace posible que sus más de 1.200 millones de usuarios utilicen el servicio de forma gratuita. Pero ahora, mostrará publicidad dirigida a través de los datos que recopila de sus usuarios a través de su servicio de búsqueda o YouTube.
Gmail se convirtió pronto en una herramienta muy popular gracias a su gran capacidad de almacenamiento y su potente buscador. Pero siempre ha estado envuelto de polémica por el rastreo que efectúa de forma transparente de los emails de sus usuarios.
Google tiene 3 millones de compañías pagando por su suite de aplicaciones en la nube, que incluye herramientas como Gmail o Google Docs, y su uso se ha duplicado en el último año entre los clientes más grandes, dice Greene. Pero su negocio principal siempre ha estado enfocado al usuario final mientras ese trozo del pastel lo ha controlado Microsoft, que cada vez consigue que más empresas contraten su servicio Office 365. Dejar claro que se respeta la privacidad de datos tan sensibles como los emails que se intercambian en una gran corporación es uno de los primeros pasos.
La maniobra no es simple altruismo, y tiene como objetivo potenciar un negocio hasta ahora secundario para Google. También es una medida clave de cara a 2018, cuando entrará en vigor el nuevo Reglamento Europeo de Protección de Datos, más conocido como GDPR por sus siglas en inglés, que obligará a todas las compañías que recopilen o traten datos de ciudadanos europeos independientemente de dónde opere a tener la privacidad como un principio de diseño del servicio y a requerir el consentimiento explícito del usuario para tratar sus datos. Si una empresa con operaciones en Europa quiere cumplir con el GDPR, los servicios en la nube que contrate deben estar también alineados con este reglamento.