Muchos de los lectores que leyeron las tres entradas en las que comentaba las cosas con las que me encontré al cambiar de Windows a Mac, pensaron que mis opiniones eran precipitadas, que debía dejar que pasara algún tiempo. En parte, tenían razón, ya que el dar la opinión de un S.O. habiendo estado trabajando durante una semana era, cuanto menos, arriesgado.
La intención real de esa serie de posts no era dar una opinión sobre Mac OS X Leopard ni nada por el estilo, y sí dar una crónica de los hechos por los que puede para un usuario de Windows al cambiar al sistema de la manzana mordida.
Así que, para todos los que pensaron eso, he aquí lo que pienso después de estar más de mes y medio utilizándo mi Macbook como sistema principal. De entrada, diré que aquellos que esperen que diga que Mac es mejor que Windows, pueden esperar sentados, porque no lo diré. Pero tampoco diré que Windows es mejor que Mac. Vaya, pensarán algunos, y entonces ¿con cuál te quedas? seguirán preguntando otros. Pues me quedo con el que me sirva para hacer lo que quiero hacer con un ordenador, en mi caso, navegar, email, postear en Genbeta y en mi blog personal, usar P2P y trabajar con las fotos que voy haciendo (para tratar de mejorar las chapucillas que salen). Así que la pregunta que creo que debería hacerse todo el mundo, a la hora de comprarse un ordenador y de dudar si coger Windows o Mac, sería: ¿me sirve el S.O. que elija para el uso que le voy a dar? La respuesta para muchos será que ambos sirven, dado que hay programas en cantidad suficiente para ambos sistemas. La cosa es elegir con cuál queremos trabajar por ergonomía, comodidad, diseño y precio, que también es importante.
Resumiendo: creo no hay mejor sistema operativo. Cada uno aporta cosas muy buenas y cosas muy malas, cosas que el uno no tiene y carencias que el otro sí incluye. Lo que hay que analizar es si lo bueno de cada uno es suficiente para perdonar lo malo. Sí, la ecuación es compleja con dos variables, imaginad si a ésta le añadimos Linux. Casi imposible de resolver.