Hace unos meses, te hablábamos de un estudio cuyos resultados indicaban de que el 97% de los usuarios entre 18 y 34 años acepta los términos de uso de los programas que van a instalar de forma automática, sin haberles prestado la más mínima atención.
En resumen: que encontrarse con alguien que haya leído al detalle esas extensas recopilaciones de lenguaje jurídico resulta tan frecuente como encontrarte con usuarios de pago de WinRAR.
Y en cierta forma, resulta comprensible: leer efectivamente los de algunas compañías —como Microsoft, sin ir más lejos— puede llegar a suponernos más de una hora de nuestras vidas, apenas unos minutos menos que los necesarios para leer 'Macbeth'.
Pero en Estados Unidos, un grupo de legisladores de los dos grandes partidos, está presionando para acabar con esta situación —que, en la práctica, conduce a la indefensión del consumidor— y favorecer que los usuarios puedan entender exactamente qué están firmando al aceptar convertirse en usuarios de un software o servicio web.
Para ello, mañana presentarán una propuesta de ley (PDF), conocida con el nombre de 'Ley TLDR'. Dichas siglas corresponden, en principio, a 'Too Long; Didn't Read', una expresión angloparlante que indica que no se ha leído al 100% un texto por ser demasiado extenso, sin embargo, oficialmente lo han convertido en las iniciales de
"Terms-of-service Labeling, Design, and Readability act" (o Ley de Etiquetado, Diseño y Legibilidad de los Términos de uso).
¿Qué supone esta ley?
En caso de ser aprobada, esta norma obligará que el software y los servicios web muestren al usuario una "declaración resumida" que no sólo facilite la comprensión de los términos de uso (algo muy similar a lo que hizo durante varios años la desaparecida web ToS;DR), sino que también revele si se han visto afectados por violaciones de datos recientes y qué datos personales confidenciales recopilan.
Para dar buen ejemplo, junto al texto legal, de sólo nueve páginas, sus impulsores han difundido un resumen de una sola página (aquí el PDF) resumiendo los objetivos de la ley.
La demócrata Lori Trahan, una de las principales impulsoras del proyecto, afirma que
"Muchas compañías diseñan contratos innecesariamente largos y complicados, sabiendo que los usuarios no tienen la disponibilidad para leer extensos documentos legales cuando simplemente están tratando de enviar un mensaje a un ser querido o hacer una compra rápida".
"No es ninguna sorpresa que algunas compañías hayan aprovechado al máximo estos contratos para incluir disposiciones que amplían su control sobre los datos personales de los usuarios".
Bill Cassidy, un colega suyo, pero elegido en las listas del Partido Republicano, asevera que "los usuarios no deberían tener que revisar páginas de jerga legal en los términos de servicios de un sitio web para saber cómo se utilizarán sus datos".
"Exigir a las empresas que proporcionen un resumen fácil de entender de sus términos debería ser obligatorio y debería haberse hecho hace mucho tiempo".
Además de todo esto, el proyecto de ley establece, además, que el texto legal íntegro deberá estar etiquetado haciendo uso de algún lenguaje de marcado (como el XML) con el fin de "facilitar el análisis independiente" (y automatizado) de sus términos de uso. Dicho sistema deberá ser "estandarizado", de tal forma que permita a "los desarrolladores de extensiones de navegador analizar las diferencias y similitudes".
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