Al mencionar Microsoft, a muchos nos venía a la cabeza la idea de una empresa más bien malvada, con productos mediocres, llenos de fallos y poco seguros, poco innovadora, a la cola de los avances en tecnología y que cuando intentaba hacer algo bien le salía peor todavía.
Igual he exagerado un poco, pero es una imagen que se ajustaba relativamente bien a la realidad, ¿verdad? Bueno, pues ya no. Microsoft ya no es el Microsoft que teníamos en la cabeza.
Vista, el punto de inflexión
Después de unos cuantos años sin moverse de XP, Microsoft lanzó Vista. Y no les salió demasiado bien. Retrasos en el lanzamiento, falta de interés de los usuarios en el nuevo SO, críticas muy duras por algunos aspectos del sistema (recordemos el UAC)...
Ahí, Microsoft decidió que las cosas tenían que cambiar. Era el líder en software y en sistemas operativos, sí, ¿pero de qué manera? Un sistema operativo principal que no atraía a los usuarios, un navegador que hacía huir a los diseñadores web sólo con nombrarle, una división de servicios web que se estaba quedando atrasada y, sobre todo, una imagen de empresa no precisamente buena.
Y entonces empezó el trabajo duro. Windows 7. Windows Live. Internet Explorer 9. Windows Phone 7. Microsoft estaba cambiando. Ya no hacía cosas malas. Escuchaba al usuario. Veía que es lo que quería, qué le venía bien. Lanzaba versiones de desarrollo de sus sistemas para tener feedback de desarrolladores y usuarios.
A partir de ahí les empezó a ir mejor. Windows 7 fue todo un éxito. Empezaron a introducir cosas nuevas, a innovar. Tampoco se lanzaban mucho a la piscina, no se podía hacer un cambio tan radical de repente. Pero cosas como la superbarra (el primer cambio significativo de la barra de tareas desde Windows 95) o las librerías de Windows 7 demostraban que en Redmond estaban empezando a recuperar la frescura, a poder introducir cosas nuevas sin que fuesen un fiasco.
También empezaron a moverse en la parte web. Se tomaron en serio Windows Live. Al principio era un poco raro, pero poco a poco Hotmail y Messenger iban mejorando, y se les unían nuevos compañeros como SkyDrive y Office Web Apps. La suite Windows Live empezaba a ser útil de verdad. Llegó también Bing, el primer motor de búsqueda capaz de hacer frente de verdad a Google. Microsoft volvía al frente de batalla en Internet.
Llegó Windows Phone 7. Microsoft ya había cogido carrerilla. Llegaba un poco tarde al mundo de los smartphones, pero lo suplía haciendo bien las cosas. Recuerdo que pregunté a un compañero de Xataka qué le parecía Windows Phone, y me dijo “No parece Microsoft”. Tenía razón. Microsoft se había lanzado a la piscina, había creado una nueva interfaz totalmente original, y había hecho un sistema fácil de usar, robusto y fluido. No nos tenían acostumbrado a eso. La jugada les salió bien.
Microsoft estaba recuperando la imagen. Volvía a ser una empresa de tecnología de las buenas, de las que no aburren, de las que entusiasman.
Windows 8: el fin del camino (y el principio de otro)
Ya empezaban los rumores de Windows 8. Un nuevo sistema de Microsoft. Empezó a desvelar algunas partes. Metro. Ribbon. Tablets. Los de Redmond habían cogido impulso, tenían confianza en sí mismos, y lo demostraban en sus productos.
Esta semana, Microsoft ha desvelado todo Windows 8 en el Build Windows. Y ha conseguido de nuevo entusiasmar de verdad a los usuarios. Se notaba en el ambiente: todos estábamos excitados, expectantes de lo que podía presentarnos Microsoft. Los jefes de Microsoft también estaban nerviosos, se jugaban el tipo en el Build, pero al mismo tiempo se les veía ilusionados por lo que estaban haciendo.
El resultado no podría haber sido mejor para Microsoft. Ha reinventado Windows. Ha creado una nueva interfaz a la que no estábamos acostumbrados, y que a pesar de eso es realmente fácil de usar. Ha llevado el juego de los tablets a su terreno, al PC, contrarrestando la tendencia de Apple y Android a llevarlo al terreno móvil.
Definitivamente, Microsoft ha tomado la delantera. Hace unas semanas, Antonio Ortiz se preguntaba si Microsoft tenía la innovación necesaria para afrontar el futuro. Windows 8 ha dejado la respuesta muy clara. No sólo tiene la innovación necesaria, sino que además le sobra para redefinir la tendencia de la era post-PC de Apple: en vez de nuevos dispositivos que no son PC, los de Redmond apuestan por todo PCs adaptados a los escenarios específicos. El propio Sinofsky lo decía en la presentación de medios mientras nos enseñaba el prototipo de Samsung:
Esto no es un iPad. No es un Playbook. No es un Android. No lo comparéis con ellos, porque esto no es un tablet. Esto, señores, es un PC.
Windows 8 es, para Microsoft, el fin de un camino que empezó con Vista. En este tiempo los de Redmond se han reinventado, se han adaptado y se han vuelto a poner a la cabeza de la innovación. Ahora empiezan otro en el que se tienen que mantener en la misma actitud, en seguir entusiasmando y creando cosas nuevas. Este es el camino bueno, el interesante de verdad.
Personalmente, me alegro muchísimo de esto. No sólo porque un gigante como Microsoft se ponga las pilas de verdad y empiece a crear verdaderas genialidades. Me alegro porque el resto no se van a quedar viendo cómo Microsoft les pasa. Apple, Google, BlackBerry, Canonical, la comunidad Linux, Mozilla, Opera… no van a permanecer sentados viendo cómo los de Redmond recuperan su terreno. No. Van a seguir mejorando, y ahora con el incentivo de tener a un gigante como Microsoft trabajando a tope.
La verdad, yo estoy muy excitado por todo lo que queda por llegar en software y web. Sea de quien sea. Ahora mismo, todas las empresas que he mencionado tienen la capacidad de entusiasmarme de verdad, de hacerme esperar qué narices van a sacar, esas ganas de saber qué tienen preparado. ¿A vosotros no os pasa?
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