Microsoft sigue trabajando en mantener los datos durante miles de años
Nuestra información personal la hemos confiado a lo largo de los últimos años a los soportes magnéticos. Se comenzó con los clásicos disquetes de unos pocos kilobytes para dar el salto a los CDs, los pendrives y en definitiva cualquier disco duro. Aunque estos últimos, que son los que tenemos instalados en cualquiera de nuestros ordenadores, no preservan la información de manera permanente, ya que al final tienden a degradarse.
Esto es algo que puede llegar a ser un problema si quieres mantener un archivo de manera perpetua. Imagina que te propones almacenar algo que quieres que sea consultado dentro de miles de años como si de una 'bóveda del final del mundo' se tratara. Ahora mismo es algo difícil de conseguir con la tecnología de consumo. Aunque pronto podríamos tener una alternativa.
Los cristales de cuarzo como salvaguarda para tu información
Microsoft tiene este problema de los soportes magnéticos en mente, y es por ello que se puso a trabajar en el año 2016 en el conocido como Project Silica. La idea consistía en guardar la información en cristales de cuarzo que resistieran al paso del tiempo. E incluso consiguió guardar una película en un pequeño módulo.
Pero la compañía ha seguido dando pasos. Ahora mismo ha conseguido crear un dispositivo que puede ser una alternativa a los discos duros tradicionales, ya que consigue almacenar un total de 7 TB de información. Una cantidad de datos que prometen que se pueda almacenar durante 10.000 años.
De esta manera, algo que podría ser ciencia ficción hace unos pocos años ha pasado a ser una realidad. El hecho de almacenar información en cristales de cuarzo ya se puede hacer, aunque estando limitado a pruebas de laboratorio. Si bien, nos quedamos con un logro tecnológico que es impresionante y que requiere de un láser de femtosegundos que va a escribir en el cristal de cuarzo. De manera previa, para leer la información hará falta un microscopio junto a un ordenador que decodifique la información.
Estos cristales ahora mismo se almacenan en una biblioteca con un orden determinado. Ahora un sistema robótico es el que se encarga de coger estos cristales y poder llevarlos al microscopio para analizarlos. Algo que nunca se sabe si en un futuro podría terminar llegando a los ordenadores de consumo, haciendo que la información pueda perdurar durante miles de años.
Imágenes | Denny Müller
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