Dentro y fuera de Estados Unidos las supuestas injerencias rusas en las elecciones presidenciales son un tema candente. A un lado, los desmentidos del Kremlin y quienes creen en una operación orquestada por intereses occidentales para posar el foco sobre Rusia. Al otro, evidencias de una maquinaria preparada para debilitar a EE. UU. y Occidente. En medio, la "lista de objetivos" hallada por The Associated Press.
Según el reportaje publicado hoy por la agencia de noticias, los piratas informáticos rusos que arremetieron contra la campaña electoral de Hillary Clinton tenían intereses mucho más allá de estos comicios, con variopintos objetivos señalados en todo el mundo. Figuras a las que Rusia querría "espiar, avergonzar, desacreditar o silenciar".
Estados Unidos, Ucrania, Rusia, Georgia y Siria, países con más objetivos
Tras analizar unas 19.000 líneas de datos compartidas por la firma de seguridad informática Secureworks, AP informa que el grupo de hackers conocido como "Fancy Bear" intentó acceder a más de 4.700 cuentas de correo de Gmail entre marzo de 2016 y marzo de 2017.
Uno de los cinco expertos encargados de revisar esta documentación junto a los periodistas de la agencia, Keir Giles, director del Centro de Investigación de Estudios de Conflicto de Cambridge, les aseguró que "esta lista solo serviría a los intereses de un país". En la práctica y según los especialistas, sería una lista de objetivos tras la que estaría Moscú. Dejando a un lado desmentidos, explica Giles, "es la única explicación que tiene sentido".
Además de los ataques a estadounidenses, como por ejemplo al presidente de campaña de Clinton, John Podesta, cuyos correos se filtraron en plena carrera electoral, o a trabajadores de proveedores de Defensa del Gobierno de los Estados Unidos, encontramos objetivos sin relación entre sí en otros países. Ucrania, Rusia, Georgia y Siria, junto a EE. UU., componen el top 5 de naciones con más posibles víctimas.
The Associated Press destaca como objetivos diversos oficiales y políticos ucranianos como Serhiy Leshchenko, quien ayudó a destapar los supuestos pagos clandestinos al presidente de campaña de Trump; periodistas rusos y miembros de la oposición del país, como el líder Alexei Navalny; María Aliójina, integrante de la banda de punk Pussy Riot; rebeldes en guerra contra el presidente de Siria, Bashar Assad; más de quinientos altos cargos de los servicios diplomáticos y de seguridad de Estados Unidos, como Colin Powell o John Kerry; Wesley Clark, excomandante de la OTAN; así como el representante del papa en Kiev.
Estos ataques o intentos de ataques se suman a la larga lista de acusaciones que recaen sobre el poder ruso. En el centro están las supuestas injerencias en las mencionadas elecciones presidenciales, a través de Facebook, servicios de Google y Twitter o mediante hackeos. Y, alrededor, supuestas interferencias en otros conflictos como el de Ucrania, con los separatistas de Donetsk y Lugansk, o el de España, con los independentistas catalanes.
Según el reportaje, firmado por Raphael Satter, Jeff Donn y Justin Myers, si solamente una pequeña parte de esas 4.700 cuentas de Gmail hubiesen sido comprometidas el volumen de información estaría "a la altura de algunas de las filtraciones más grandes en la historia del periodismo". Y a pesar de que Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, dijese en su momento que las informaciones sobre interferencias estaban "sin fundamento", AP afirma que la lista analizada proporciona "evidencias contundentes" de este hecho.
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