Los datos son abrumadores. El 98,9% de los temas musicales que se encontraban a la venta en los repositorios de las tiendas de Internet en formato de descarga digital vendió menos de 1.000 copias. Y hay otra cifra, si cabe, más impactante: el 73,9% de todas las pistas digitales vendió menos de 10 copias. Si en vez de tomar como referencia las canciones fijamos nuestra atención en los álbumes, el resultado no es muy diferente: el 58,4% vendió menos de 100 copias.
Estas cifras reflejan las ventas de música digital on-line en formato de descarga durante 2011, pero es muy probable que en 2012 el panorama no haya sido muy diferente. Anita Elberse, una eminente profesora de la Escuela de Negocios de Harvard, ha recabado estos datos para ilustrar su nuevo libro, titulado «Blockbusters: Hit-making, Risk-taking and the Big Business of Entertainment», que podríamos traducir, de una manera un poco «libre», como «Bombazos: creación de éxitos, asunción de riesgos y el gigantesco negocio del entretenimiento».
Pero, ¿hay o no negocio?
Depende de cómo se mire. Las cifras que maneja Anita revelan que el éxito en las ventas de música digital on-line está muy polarizado, lo que significa que unos pocos temas o álbumes venden muchísimo, mientras que la inmensa mayoría vende muy poco. De hecho, según esta autora, el modelo de la industria musical tradicional que pronostica que el 20% de los álbumes acapara el 80% de las ventas no puede aplicarse de igual forma a la venta de descargas on-line. En este caso, el 80% de las ventas pertenece al... ¡1% de los álbumes!
El comportamiento de este mercado está condicionado por varios factores de gran importancia, por lo que es difícil extraer conclusiones sin realizar una reflexión profunda. Por un lado, el precio de las descargas probablemente sigue siendo superior al coste que muchos consumidores están dispuestos a pagar. Y, por otra parte, es evidente que nuestros hábitos están cambiando de una forma muy notable, y a un ritmo exponencial.
Todo parece indicar que nosotros, los consumidores, sobre todo los más jóvenes, cada vez tenemos menos arraigado el sentido de la propiedad en este escenario. Gracias a servicios como Spotify, Deezer, Google Play o Xbox Music, entre muchos otros, podemos acceder a un repertorio ingente de temas musicales en cualquier momento, lugar y empleando cualquier dispositivo. Una auténtica tarifa plana. Además, el coste mensual de buena parte de estos servicios asciende a unos 10 euros, que es menos de lo que debemos pagar habitualmente para descargarnos un álbum completo recién lanzado.
No cabe duda de que los consumidores estamos exigiendo a los generadores de contenidos no solo que adecuen la manera en que nos los entregan a los medios que la tecnología pone a nuestra disposición en la actualidad; también tienen que acomodar los precios a los nuevos costes de producción y distribución, que son, evidentemente, mucho más bajos hoy en día que hace poco más de una década. Mientras tanto, como afirma Anita Elberse en su libro, «los actores del negocio del entretenimiento se han dado cuenta de que una estrategia sostenida únicamente por los grandes éxitos, funciona».
Vía | Business Insider En Genbeta | ¿Qué podemos esperar de la calidad de sonido de Spotify y sus competidores?
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