Seguro que alguna vez habéis escuchado la frase de que las descargas están acabando con la industria musical, cinematográfica y todo lo que se ponga delante. Es más, en España es imposible no haber escuchado esa frase en algún momento en los últimos años. Está en boca de todos, y seguro que muchos abuelos (no tecnológicos) hasta la han llegado a pronunciar. Pero es falsa.
Es un tema que ya traté superficialmente hace unas semanas con motivo de la entrada sobre el éxito de Spotify y el modelo del streaming, pero ahora un nuevo estudio publicado por unos profesores de la London School of Economics (LSE) vuelve a confirmar lo que muchos hemos defendido en este tiempo: que las descargas no tienen la culpa de la derrota de las industrias dinosaurio.
Estas industrias llevan no menos de una década clamando a los cuatro vientos que sus negocios se están acabando, que la culpa la tenemos los usuarios que no hacemos más que descargar contenidos de la red y que, pobrecitos, necesitan mantener el monopolio que han tenido en las últimos dos ó tres décadas.
Tan fuerte ha sido esta campaña de desprestigio hacia los usuarios y los nuevos modelos de negocio digitales que es un argumento que ha calado en la sociedad, hasta el punto de que se repite sin parar, creado un sentimiento de culpabilidad en los que, al fin y al cabo, colaboramos para crear dicho ecosistema de innovación y entretenimiento.
Pero Bart Cammaerts y Bingchun Meng decidieron no creerse este argumento tan simplón y analizaron el asunto, cuyas conclusiones se han presentado hace unos días en un contundente informe titulado Creative Destruction and Copyright Protection.
Un estudio que ataca los argumentos de la industria discográfica
Dicho informe investiga todos los aspectos que la industria ha atacado en estos últimos años, desde las afirmaciones de que sus negocios están desapareciendo hasta la culpabilidad impuesta sobre los usuarios y consumidores. Sobre estos temas no se cortan al afirmar que “la industria musical está en mejor estado de lo que se afirma, y los descensos en las ventas pueden ser explicados por otros factores además de las descargas ilegales”.
Como perfectamente ellos mismo explican, los ingresos de las discográficas han descendido profundamente en la última década, desde los $26 mil millones de dólares en 2000 a los $16 mil actuales. Pero este descenso que tan habitualmente suele ser utilizado por los diferentes dinosaurios no tiene en cuenta otros importantes factores que han tenido lugar en estos últimos diez años, como el descenso general en las rentas de los consumidores a causa de la recesión que viven muchas economías de nuestro planeta.
Para apoyar este argumento utilizan el ejemplo de una encuesta realizada a mediados de la pasada década, en el 2004, en el que se afirma que la cantidad de dinero utilizada en la compra de CDs por parte de familias que no disponían de ordenador (ni conexión a Internet) bajó un 40% desde 1999 hasta ese mismo año. Entonces, ¿también eran el P2P y las descargas en general las culpables de tal comportamiento? Obviamente, no.
En una sección del informe publicado por la LSE se afirma que “las descargas tienen un efecto sobre las ventas que es estadísticamente cercano a cero. Nuestras estimaciones no son compatibles con las afirmaciones de que las descargas son la principal razón del descenso en las ventas musicales durante nuestro período de estudio”
No todo son causas: también hay cabida para posibles soluciones
Pero Cammaerts y Beng no sólo se centran en analizar las causas de la situación actual, si no que también ofrecen posibles soluciones al problema que algunas industrias viven hoy en día. Y, como ya comentamos en la mencionada entrada sobre Spotify y el streaming, parte de estas soluciones pasan por una coordinación estratégica entre todas las fuentes de ingresos que existen hoy en día y por potenciar lo que mejor saben hacer (algunos) artistas, el directo y los conciertos. Además de que los propios ISPs puedan buscar formas para, incluso, posibilitar estas descargas.
Como conclusión final estos dos profesores afirman que la explosión de Internet en zonas como Oriente Medio, África o el sudeste asiático sólo van a provocar un aumento de las descargas y del uso de tecnologías como el P2P o las descargas directas. Mientras tanto la industria discográfica seguirá pregonando a los cuatro vientos de que están perdiendo su negocio, un negocio que ellos mismos han conseguido destruir. Ellos solitos.
Vía | BoingBoing
Más información | Creative Destruction and Copyright Protection
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