Borja Escalona es un YouTuber español que se ha hecho trending topic en Twitter por un asunto recurrente entre los influencers (o aquellos que dicen serlo, pero que no tienen tantos seguidores como para ello): querer comidas, alojamientos u otros servicios gratis a cambio de mostrar un lugar entre sus seguidores online. Y la enorme polémica ha llevado a YouTube a anunciar hace unas horas el cierre del canal.
En este caso, Escalona estaba en la ciudad de Vigo e hizo un vídeo comiendo una empanadilla típica de un bar de la ciudad gallega, A Tapa do Barril. Después de comer la empanadilla y explicar ante 3.700 personas cuáles son las típicas que se comen por España, la camarera del local le dio la cuenta: 2,35 euros por su comida.
La polémica reside en que no solo Escalona se negó a pagar (alegando que antes de pedir su empanada había dicho a la camarera que él solo comía cosas que le daban gratis aunque la mujer le dijo que no iban a darle gratis este plato solo por estar hablando online con sus seguidores), sino que amenazó con cobrar al bar sus tarifas de publicidad.
Delante de la cámara, Escalona dijo que si querían cobrarle, él enviaría una factura por valor de 2.500 euros que cobraría al bar por la "promoción". La presión de diversos usuarios por Internet (entre otros desde Forocoches que han hecho una gran campaña en su contra) ha acabado con YouTube y con Twitch cerrando los canales de esta persona. Falta por ver si Escalona tiene forma de recuperar sus cuentas.
Una polémica que muestra varios problemas: el "hate"
Esta polémica que ha acabado, por el momento, con el cierre del canal de YouTube de Borja Escalona, ha puesto de manifiesto varias dinámicas que las redes sociales han traído a la sociedad: el uso de la polémica con tal de ganar visibilidad; los "influencers" que quieren conseguir cosas gratis (aunque la publicidad en este gremio ya está regulada en España); y el "hate" o el odio que muchas personas aprovechan a soltar por las redes cuando hay un problema.
Sobre esto último, desde A Tapa do Barril, negocio que lleva 50 años abierto, se han lamentado en su perfil de Facebook que el hecho de negarse a aceptar las condiciones de Escalona y de querer cobrar por su servicio les ha llevado a recibir muchas reseñas negativas en Google de personas que quieren desprestigiar la labor de este restaurante, aunque nunca hayan degustado su comida.
Queremos "alertar del uso que ciertas personas están extendiendo a través de las redes sociales: mensajes y discursos desde el odio y la violencia, desde la falta de respeto y el “todo vale” por el click", han dicho. También el propio Escalona ha sido objeto de "hate" en sus redes y ha recibido amenazas incluso de gente conocida.
Todo vale por la fama
Por otro lado, esto pone de manifiesto la búsqueda de la polémica para ganar visibilidad. Borja Escalona no era tan reconocido: sus suscriptores en YouTube eran apenas 35.500 personas. Pero esto lo ha puesto en boca de la prensa no solo de España, sino también internacional. No es la primera polémica de Escalona, que se ha colado gratis en estadios de fútbol de equipos de LaLiga Santander o que amenazó a un trabajador de El Metro por no dejarlo colarse sin pagar...pero si la más sonada hasta ahora.
Esto puede recordarnos a casos como el de ReSet, el YouTuber que dio galletas a una persona que se encontraba en situación de calle, y que estaban rellenas de pasta de dientes y no de comida. Este año se confirmó la pena de 5 años sin subir vídeos para el youtuber ReSet por mofarse de esta persona.
Otro caso de entre los más sonados está el de MrGranBomba llamando "caranchoa" a un repartidor para reírse de él frente a sus seguidores, mientras el trabajador le respondía sus dudas sobre cómo llegar a un lugar. El influencer recibió un bofetón del ofendido y una jueza de Alicante lo llevó al banquillo por injurias y calumnias imponiéndole una fianza de medio millón de euros.
El morro de quienes quieren comer gratis
Y otro de los problemas que ha mostrado el caso es el de todas aquellas personas (que se dicen influencers aunque no siempre lo sean) que quieren viajar, dormir en hoteles, comer en restaurantes (incluso Dabiz Muñoz de DiverXO ha hablado de esto) o disfrutar de experiencias gratis a cambio de mostrar su actividad por sus redes sociales.
Hay que recordar que cualquiera puede tener muchísimos seguidores en plataformas como Instagram, tras comprarlos. Y eso se traduce a que no siempre una publicidad puede traer más clientes a un negocio. Otras veces, piden servicios que cuestan más de lo que ellos pueden generar de ganancias futuras al negocio.
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