La pandemia ha traído consigo un aumento sustancial del teletrabajo por motivos sanitarios. Una situación, la de aquellos que trabajan desde casa, que debería ser gravada con un nuevo impuesto, según un informe del Deutsche Bank.
Este gravamen correspondería al 5 % del salario y se emplearía en compensar aquellos empleados que no pueden desempeñar sus funciones a distancia fuera de su centro de trabajo. En esencial, porque lo consideran un privilegio.
"Aquellos que pueden trabajar desde casa reciben beneficios financieros directos e indirectos y deberían pagar impuestos para suavizar el proceso de transición para aquellos que han sido desplazados repentinamente", dice Luke Templeman, ideólogo de la propuesta contenida en el informe What we must do to rebuild.
Los teletrabajadores deberían pagar por su privilegio, aunque no saldrían perjudicados
Este documento considera que los teletrabajadores, por tener el privilegio de poder desempeñar sus responsabilidades laborales desde el domicilio pese a tener un puesto de trabajo en una oficina de la empresa, deberían cargar con este tributo porque su no presencia en la oficina supone un gasto para sus empleadores. Aunque, argumenta el informe, no saldrían perjudicados.
La idea es que el ahorro que supone no tener que desplazarse, comer en casa y gastar menos en ropa, al menos en teoría, compensar el importe que pueda suponer este impuesto al teletrabajo. No obstante, esto sería así siempre y cuando en la oficina hubiese un puesto esperando a ser ocupado. En el caso de que no existiese, al gravamen debería pagarlo la empresa.
"Desde el punto de vista personal y económico, tiene sentido que se les eche una mano a estas personas. También tiene sentido reconocer a los trabajadores esenciales que asumen el riesgo del coronavirus porbajos salarios. Los que tienen la suerte de estar en una posición para 'desconectarse' de la economía cara a cara se lo debe".
Otro argumento esgrimido por el autor del informe para justificar el impuesto a los teletrabajadores es que estos perciben sus salarios con normalidad mientras reducen sus contribuciones al resto de la economía al generar, en principio, un menor gasto. Esto, a juicio de Templeman, "es un gran problema para la economía" por lo que ha costado dar forma al actual modelo de trabajo presencial.
Del impuesto planteado por el Deutsche Bank, eso sí, estarían exentos los teletrabajadores con salarios bajos y los autónomos. En cualquier caso, el informa considera que "teletrabajar será parte de la 'nueva normalidad'".
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