La campaña publicitaria que Microsoft está llevando a cabo con Windows 7 resulta un tanto desconcertante. Por un lado tenemos unos cuantos anuncios de muy buena factura. Y por otro, ideas que rayan en lo absurdo y kafkiano, como las Windows 7 Launch Party.
La idea de Microsoft es elegir anfitriones para que ellos organicen una fiesta en sus casas en la víspera del 22 de octubre, a la espera del lanzamiento de Windows 7. Los anfitriones de estas fiestas recibirán gratis una copia de Windows 7 Ultimate “Signature Edition” (como referencia, la edición Ultimate Full cuesta alrededor de 300 dólares).
Windows 7 es un excelente y magnífico SO, pero no es para tanto. Yo simplemente no me veo invitando a amigos y familia a una fiesta dedicada a celebrar el lanzamiento de un sistema operativo (cualquiera que sea), y si lo hiciera, estoy seguro de que ellos me pedirían que fuera una fiesta de disfraces, de modo que ninguno de sus conocidos los viera asistiendo a un evento social con una temática tan particular.
Tampoco me parece muy buena idea interrumpirles la diversión a un grupo de personas que han bebido alcohol para explicarles para qué sirven el Device Stage, Aero Peek, o mostarles las mejoras en gestión de archivos de Windows 7.
El lanzamiento de un SO es algo bastante irrelevante para la “gente normal”, y aún para lo que estamos más metidos en el medio, no es razón suficiente como para montar una fiesta y celebrarlo con bombos y platillos (a lo máximo para hacer una reunión informal). Si lo que quieren en Microsoft es montar un poco de hype antes del lanzamiento de Windows 7, existen decenas de otras formas de hacerlo sin tener que caer en… esto.
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