Tras los atentados perpetrados en París el pasado 19 de noviembre, el grupo de hacktivistas Anonymous declaró, de nuevo –ya lo había hecho previamente, con los del semanario Charlie Hebdo-, la guerra al ISIS. A partir de entonces comenzó, no solo a desvelar datos personales de los altos cargos la célula, sino también a desmantelar sus herramientas de comunicación, webs y similares; unas acciones que, finalmente, obligaron a los terroristas a replegarse a la deep web.
Una migración contraproducente que dificultaría la intercepción de las comunicaciones y que fomentó unas críticas pero que ahora defiende Google. Así, Jared Cohen, director de Google Ideas y en el marco de una conferencia en el Chatham House; ha afirmado que uno de los imprescindibles para detener al DAESH consiste, precisamente, en limitar su acceso al Internet que “todos conocemos”.
La postura del gigante tecnológico
De esta manera, obligar a Isis a emplear este tipo de red dificultaría la difusión de su propaganda, así como la captación de nuevos miembros. Los “aspirantes” también lo tendrían más complicado para ponerse en contacto con los reclutadores. Para lograrlo, defiende la creación de herramientas específicas que ayuden a “oprimirles”; es decir, de métodos que permitan detectar y cerrar sus cuentas, perfiles y páginas rápidamente; evitar que manden correos, etcétera.
Algo en lo que se encuentra trabajando el gigante tecnológico. Otra de las medidas residiría en la publicidad dirigida; una técnica que consistiría en rastrear a aquellos usuarios que son objeto de los anuncios de los terroristas y mostrarles otros (de distintos productos o servicios) que les den una visión alternativa “en un intento de interrumpir el proceso de inducción de nuevos miembros", indican.
No obstante la parte positiva de estas medidas y según un análisis de la Universidad George Washington sobre el extremismo online, el hecho de que a alguien se le suspenda una cuenta en Twitter ha llegado a considerarse como una “insignia de honor” entre los partidarios del ISIS.
Un inconveniente que no puede equipararse a la dificultad de rastreo e intercepción de sus comunicaciones citada. Un añadido que no preocupa demasiado a Cohen, pues considera que la organización carece de conocimientos avanzados de tecnología.
Vía | Wired
Imágenes | Cordon Press
En Genbeta | Así se organiza la guerra digital de ISIS
En Xataka | Una semana en la deep web. Esto es lo que me he encontrado