Uber ha sufrido una descomunal filtración (18,7 GB) de documentos internos: en torno a 124.000 de ellos (83.000 de ellos correos electrónicos), que cubren el período 2013-2017 y que, básicamente, revela una historia de actividades de lobby y de violaciones de la ley… incluyendo la existencia de un 'botón de pánico' para sortear redadas, y de un mecanismo de 'geofencing' que alteraba los resultados de la app para evitar recibir multas.
Esta filtración, a la que ha tenido acceso el diario británico The Guardian y —a través de éste— todos los medios integrantes del ICIJ (Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación), detalla tanto conversaciones internas entre directivos de Uber, como interacciones entre éstos y funcionarios gubernamentales de 30 países, durante un período en el que Uber estaba en auge y empezaba a enfrentarse al rechazo tanto de los reguladores como del sector del taxi.
Hablamos también de la época en que Uber seguía dirigida por su cofundador Travis Kalanick, famoso por haber adoptado una estrategia 'agresiva' en lo que respecta a la implantación internacional de su compañía, lo que se tradujo desde violaciones reconocidas de las normativas locales como el gasto de hasta 90 millones de euros al año en relaciones públicas con el fin de atraerse el apoyo de líderes de todo el mundo.
Ripley y Greyball, el juego sucio de Uber contra las autoridades
Su 'botón del pánico', conocido internamente como 'Ripley', era capaz de cortar de forma remota el acceso a los servidores de su sede en San Francisco en caso de redada en alguna de las oficinas de Uber. Y se usó en varias ocasiones. Según los emails, se hizo en Francia en dos ocasiones a finales de 2014, por orden de altos directivos de la compañía.
El propio CEO de la compañía ordenó vía e-mail, en una ocasión, usarlo con sus oficinas en Amsterdam. Y es que, al tiempo que intentaban congraciarse con las autoridades, el crecimiento del número de redadas fue tal que la compañía llegó a distribuir entre sus empleados un manual (conocido como "Dawn Raid Manual") con un protocolo de reacción a las mismas.
During a raid by the French tax agency, a top Uber lobbyist advised the head of Uber France that employees should play dumb when the kill switch was activated. "Try a few laptops, appear confused when you cannot get access, say that IT team is in [San Francisco] and fast asleep." pic.twitter.com/cGBcbqDoTa
— Frédéric Zalac (@fredericzalac) July 10, 2022
Casi al mismo tiempo que Uber daba orden de utilizar a Ripley en Francia, en España, donde sólo llevaban implantados unos pocos meses, hicieron uso de 'Greyball', otro inteligente mecanismo para evitar caer en trampas policiales o de los propios taxistas.
En resumidas cuentas, hacía que la app de Uber tuviera una doble cara, haciendo que la no se mostrasen conductores disponibles si se ejecutaba desde determinados lugares, como el aeropuerto de Madrid-Barajas (en otros países, como en Dinamarca y Bélgica, su objetivo fueron las comisarías):
"Hemos implantado la geodefensa alrededor del aeropuerto desde el lanzamiento de Uber. Es para evitar que los taxistas soliciten desde el aeropuerto y lleven los vehículos a las trampas policiales".
Uber pide no ser juzgado por lo de Greyball, pero reivindica su acción de lobby
De hecho, Jill Hazelbaker, actual directiva de la compañía, ha reconocido en un comunicado los errores cometidos por la compañía en esa época —"no hemos puesto ni pondremos excusas"— al tiempo que ha defendido que, tras Kalanick, su sucesora Dara Khosrowshahi ha implementado "controles rigurosos".
"Pedimos al público que nos juzgue por lo que hemos hecho en los últimos cinco años y por lo que haremos en los próximos años".
Pero, en realidad, en los últimos cinco años la compañía ha seguido gastando millones en labores de lobby para poder seguir contratando a conductores como autónomos, no como empleados con nómina. Y recientemente, rechazó una propuesta de parte de los accionistas para dotar de transparencia al modo en que se ejercía esta labor.
Sin embargo, un portavoz de UberEspaña nos ha hecho llegar unas declaraciones que, en cierto modo, sí intentan justificar las acciones de la compañía en aquella época… en lo relativo al lobbying (no en lo que respecta a Greyball, por fortuna):
"Cuando Uber nació hace más de una década, no existía una regulación de ridesharing en ningún lugar del mundo. Por aquel entonces, la mayoría de las leyes y regulaciones de transporte no concebían los viajes concertados a través de smartphone […] en España la Ley Nacional de Transportes data de los años 80".
"Durante este período (2014-2016), nuestro objetivo fue trabajar de manera transparente con los gobiernos para encontrar formas de modernizar o crear nuevas leyes que dieran cabida a las nuevas alternativas de transporte que estaban naciendo. Para hacerlo, como cualquier empresa tecnológica, creamos un equipo de Asuntos Públicos. […] La idea de que esto se hizo en secreto no tiene sentido".
El propio Kalanick, el CEO implicado por las revelaciones de esta filtración, también ha emitido un comunicado poniendo en duda la autenticidad del material desvelado por The Guardian y por el resto de medios.
Vía | The Register
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