James Comey, director del FBI hasta hace unos meses, está testificando hoy en el senado estadounidense tras su abrupta salida y confrontación con el presidente Donald J. Trump.
Comey se ha mostrado firme al hablar sobre las dudas que todavía nublan la participación de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016. Rusia interfirió "a propósito, de forma sofisticada y con un abrumador despliegue de recursos técnicos", ha declarado. "No debería haber dudas sobre esto".
Más tarde respondió al senador Angus King diciendo que los rusos "volverán" para intentar manipular las futuras elecciones presidenciales. El senador, que advirtió la peligrosidad para Estados Unidos de las afirmaciones de Comey, señaló que "Putin no es republicano o demócrata, sino un oportunista". El exdirector cree que es una afirmación valida.
Comey no sabe exactamente por qué fue despedido. Ha testificado que Trump le dijo en multiples ocasiones que estaba haciendo "un gran trabajo". Las explicaciones emitidas desde la Casa Blanca son "confusas" a su criterio y no "tenían sentido alguno". El FBI no estaba investigando a Trump cuando fue despedido, ha dicho. Varios senadores quieren saber si Trump lo despidió para evitar alguna investigación que lo involucrase en algún caso determinado.
El exdirector confió a un amigo que filtrase información al New York Times sobre sus tratos con Trump para ejercer presión y obtener una buena defensa, ya que desconfiaba de él. Se mostró furioso por los intentos de "difamación" que Trump y su equipo han realizado como excusa para despedirlo. "Son mentiras, simple y llanamente mentiras", testificó.
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