Tras los atentados perpetrados en Bruselas y a pesar de que parecía que la célula terrorista ISIS parecía haberse aletargado en cierto modo; el mal autodenominado Estado Islámico saltó a la palestra informativa de la mano de esta masacre. Un acontecimiento que obligó a la comunidad internacional a tomar medidas al respecto.
Así, y poco después de que Estados Unidos solicitase a la UE que reforzara la campaña militar contra estos criminales y que acabase con la vida del considerado número dos del DAESH, Abdel Al Qadouli; el secretario de Defensa Ash Carter ha remarcado la importancia de su Comando Cibernético, cuyos miembros pretende elevar a la categoría del resto de combatientes.
La iniciativa
Tan en serio se lo toman y a pesar de que la batalla continuará lidiándose desde el ordenador, el político estaría pensando en considerar a los hackers y similares de este departamento como “guerreros cibernéticos”, imprescindibles a la hora de unir fuerzas con otra clase de ataques, digamos, más tradicionales. Una información que acaba de revelar el medio Defense One,
De esta manera, los líderes del Pentágono han comentado que lo digital se ha unido a la tierra, el mar el aire y el espacio como un nuevo dominio de guerra. “Nuestra dependencia de la tecnología nos ha brindado grandes puntos fuertes pero también vulnerabilidades que nuestros adversarios están esperando explotar”, ha afirmado Carter. “Ha llegado el momento de establecer un Plan de Defensa Unificado que nos permitirá ser más rápidos y efectivos”, ha rematado.
Además, ha comentado algunas de sus tácticas empleadas contra el ISIS, como los ataques DDos, la principal estrategia seguida por este comando, así como la intercepción de las comunicaciones de los terroristas, algo que ciertamente no podemos dejar de cuestionar, especialmente tras conocer que las referidas al atentado de París no fueron cifradas.
Otros agentes
Evidentemente, el gobierno estadounidense no solo no es el único que lleva a cabo una lucha en la red sino que entre los más activos destacan los hacktivistas Anonymous –con el cierre y boicot de sus páginas, y la filtración de sus datos más íntimos-, así como herramientas concretas como Telegram y Twitter, que han sido empleadas por el DAESH y han eliminado cuentas y otras acciones encaminadas a frenar su expansión mediática y cortar sus comunicaciones.
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