El crecimiento de Internet a lo largo de todo el mundo ha dejado, históricamente, cifras impresionantes entre los años noventa y la década pasada, pues incluso en Occidente se pasó en muchos casos de cero a tener conexiones de alta velocidad. Más allá de las cifras en sí, el impacto que ha supuesto en muchas regiones ha sido incalculable. Internet, como la digitalización en sí, ha alumbrado a regiones y pueblos que no tenían acceso a comunicaciones y a toda la cultura disponible en la red.
Sin embargo, parece que penetrar entre los colectivos y regiones más desfavorecidas no está siendo nada fácil, como acredita el hecho de que según la Web Foundation de Tim Berners-Lee, se ha pasado de un 19% de crecimiento anual a un 6% de 2017. La tendencia desde 2006 es claramente a la baja, con algún pico intermedio, pero muy alejada ya del crecimiento de aquellos años.
El crecimiento global de Internet y sus implicaciones
La expansión de Internet en el mundo es uno de los grandes objetivos de la Organización de Naciones Unidas, que marcó 2017 a través de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) como el año en que el 50% de la población mundial contaría con acceso a Internet, esto es, que se conecte una vez como mínimo en tres meses. Aunque hay cifras como las de Internet Growth Stats que indican que esa barrera se superó a principios de 2017, con 3.885 millones de usuarios en junio del pasado año y 4.156 millones. La UIT ha fijado ahora la meta en mayo de 2019.
Para 2020 pretenden alcanzar el objetivo de desarrollo sostenible de Internet asequible para todo el mundo, lo que quizá también se retrasa a causa de la caída del crecimiento. Para Naciones Unidas, el hecho de que 3.800 millones de personas permanezcan sin acceso a la Red supone una oportunidad perdida de que la desigualdad en el mundo decrezca, e incluso un riesgo importante de que se incrementen, pues mientras algunas regiones prosperan gracias a las posibilidades que permite, otras se quedan estancadas.
Hoy en día ya no sólo es una cuestión de aprendizaje cultural, sino de tener información básica y sobre todo "voz" en el debate público. Sin ello, las posibilidades de pasar a la exclusión social o de no salir de ella se incrementan enormemente. Según recoge The Guardian, hay estudios que relacionan acceso a Internet en países en desarrollo con crecimiento económico. En concreto, un 1,35% con un crecimiento de las conexiones de banda ancha.
Las mujeres salen perdiendo
En todo el mundo exceptuando América, la tasa de acceso a Internet por parte de los hombres es muy superior al de las mujeres, algo que sin duda no ayuda a eliminar las ya preocupantes desigualdades existentes entre ambos sexos en muchos sentidos. En África, por ejemplo, menos del 20% de mujeres tienen acceso a Internet, mientras que en Europa no alcanzan el 80%, que sí superan ligeramente los hombres.
Es un problema que se retroalimenta a sí mismo. Poblaciones sin recursos no pueden permitirse costear el acceso, lo que hace que las operadoras no planteen el despliegue o lo prioricen. La parte buena de todo esto es que con las redes 4G y sobre todo con las futuras 5G, todo será relativamente más barato, pues las conexiones serán desde el móvil casi únicamente y ya no hará falta el despliegue de cable. Un halo de esperanza para millones de personas.
Vía | The Guardian
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