La líder de una empresa millonaria compara su situación actual con cómo gestionó su primera empresa y recomienda dejar de lado un hábito que es muy común, y también un lastre
Sarah Paiji Yoo, es la directora ejecutiva de una empresa creada en 2019 y que ha vivido un gran crecimiento en estos pocos años de vida. Su experiencia (su empresa superó los 100 millones de dólares en ventas en tres años) le da autoridad para poder compartir con otras personas sus mejores hábitos para ser productiva y poder conseguir sus metas.
Como recoge CNBC, la emprendedora, ejecutiva de la empresa Blueland que fabrica productos de limpieza y cuidado personal ecológicos, dice que para poder hacer su trabajo ha tenido que deshacerse de un hábito que fue un obstáculo en el desarrollo de su anterior empresa: "esforzarse demasiado para hacer todo".
La CEO ha querido hablar de su experiencia en su primera empresa y lo ha comparado con sus logros actuales para ver qué ha cambiado. Antes de Blueland, fue directora ejecutiva y cofundadora de Snapette, una aplicación para compartir fotos centrada. Fue fundada en 2011 y vendida a PriceGrabber y en esos dos años, Paiji Yoo cuenta cómo se encontró gravemente sobrecargada de trabajo.
Trabajar a todas horas
La directiva se une así a muchos otros ejectivos como Bill Gates que han hablado de cómo querer abarcar todo y la adicción al trabajo no traen buenos resultados a la larga.
Ella cuenta cómo "trabajaba las 24 horas del día, los 7 días de la semana, porque siempre podía encontrar más trabajo que hacer" mientras que en la actualidad se obliga "a priorizar, y es una lección que he tenido que aprender con el tiempo".
El problema de trabajar mucho, es que puede empeorar la calidad de la producción y llevarte al agotamiento. No solo lo han comentado directivos, sino que lo han comprobado estudios e investigaciones. Y es importante tenerlo en cuenta porque muchos son los expertos que han alertado de que los trabajadores estamos a niveles récord de estrés e incluso que la relación actual con el trabajo es enfermiza.
Eso tiene consecuencias negativas no solo para el bienestar personal, sino para la eficiencia del trabajo: los empleados agotados suelen tener menos compromiso con sus empresas y hasta son menos eficientes, por muchas horas que pasen en su puesto de trabajo, como muestras muchas evidencias científicas.
Una lista de las tres esenciales del día
A raíz de esto, la solución que propone de Paiji Yoo y que a ella le funciona es organizar su agenda diaria en torno a una lista de solo tres actividades esenciales por día, en lugar de intentar realizar todas las tareas grandes o pequeñas. También alienta a las personas que la rodean a evitar trabajar de noche y los fines de semana siempre que sea posible.
Ella afirma que llevando a cabo una gran empresa, "todos los días pueden surgir muchas cosas diferentes que me hagan descarrilar", por eso tiene muy presente su lista de obligaciones del día para evitar meterse en más actividades.
Cabe decir que esta perspectiva sobre el tiempo y la eficiencia se basa en las conclusiones del autor e investigador Oliver Burkeman, que pasó más de una década estudiando estrategias comunes de productividad. La mayoría de los “trucos” suelen llevar a un gran agotamiento, porque realmente a menudo es imposible abarrotar todas las responsabilidades en poco tiempo. Por ello, establecer metas más realistas cuando uno está sobrecargado de trabajo es una mejor manera de hacer el trabajo.
De este autor ya hemos hablado en Genbeta. Aunque con alguna tarea más que las que menciona la directiva de Blueland. Oliver Burkeman es el autor de Four Thousand Weeks: Time Management for Mortals y también quien ha definido este método del 3-3-3. En esencia, el método 3-3-3 es sencillo: asigna tres tareas esenciales cada mañana, tres más por la tarde y, finalmente, deja espacio para tres tareas adicionales para abordar a tu propia discreción. Eso sí, en esas tres tareas también puede entrar algo tan pequeño como responder un mail pendiente.
Uno de los principios clave del método de Burkeman es el énfasis en la priorización. Al limitar las tareas diarias a un número manejable, nos vemos obligados a discernir los objetivos más críticos.
Imagen | Foto de Cathryn Lavery en Unsplash
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