TC Sessions Climate es un evento sobre emprendimiento y tecnología climática organizado por la publicación TechCrunch. A priori, no parece el lugar más obvio para empezar a debatir sobre NTFs… pero cuando uno de tus conferenciantes invitados es nada menos que Bill Gates.
Durante su conferencia, el fundador de Microsoft —hoy en día más implicado en cuestiones filantrópicas, sanitarias y… nucleares— ha afirmado que prefiere invertir en activos que ofrezcan resultados tangibles, como granjas o fábricas, y no en cosas como las criptomonedas o los NFT:
"No estoy implicado en cosas como esas, no invierto ni en corto ni en largo en ninguna de las dos".
En su opinión, ambos activos están diseñados, por lo general, "para sortear impuestos o cualquier otra clase de regulación gubernamental". Pero, además de eso, les echa en cara su nula capacidad para promover el cambio social. Eso sí, lo hace con ironía, como cuando se refiere al famoso Bored Ape Yacht Club:
"Obviamente, esas carísimas imágenes digitales de monos van a mejorar enormemente el mundo".
Ya en 2021 criticaba un tuit de Elon Musk que promovía la inversión en criptomonedas, cuando el bitcoin aún se situaba en torno a los 63.000 dólares:
"Mi opinión al respecto se resume en que, si tienes menos dinero que Elon, probablemente deberías tener cuidado [con las criptomonedas]".
Monos, tontos, rebaños y patatas calientes
Pero ahora la diana de sus críticas han sido, fundamentalmente, los NFT. Según el fundador de Microsoft, su auge se basa en un 100% en la teoría de siempre-hay-alguien-más-tonto, un concepto financiero que afirma que incluso los activos más sobrevalorados pueden generar rentabilidad siempre y cuando su último propietario encuentre a alguien menos avispado que él mismo a quien colocárselos.
Según esta teoría, la existencia de gente dispuesta a comprar esa clase de activos resulta comprensible si conocemos los sesgos del comportamiento humano: algunas personas se sienten atraídas por activos cuyo precio ven aumentar —por irracional que resulte dicha subida—, y esa tendencia se ve a menudo exacerbada por la mentalidad de rebaño que genera la difusión de historias sobre los que se hicieron ricos antes que ellos invirtiendo en esos activos.
Pero los mercados que crecen impulsados por esa clase de puntos de vista se terminan encontrando siempre con una barrera infranqueable: llega un momento en el que no queda nadie dispuesto a pagar más por dicho activo. En ese momento, el mercado se convierte en el juego de la patata caliente, y el último de la lista de 'tontos' termina siendo el que sostiene la patata en el momento de la explosión.
Y bueno, la patata / burbuja de los NFT (como la de las criptomonedas) parece estar a punto de explotar: hace ya mes y medio, un tercio de los NFT habían perdido todo su valor y otro tercio valía menos que su coste.
Vía | The Verge
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