La historia de la 'tasa Google' o Impuesto a las grandes tecnológicas que prestan servicios digitales sigue sin ser un relato de éxito. El impuesto ha tenido problemas para aprobarse y, una vez aprobado, sigue teniéndolos.
Tras entrar en vigor el 16 de enero de 2021, Amazon ya comunicó a vendedores de terceros que repercutiría el 3% de la tasa Google a sus tarifas, como ya había hecho en otros países. Ahora es Joe Biden quien seguirá los pasos de Trump, pero en lugar de amenazar con represalias, directamente ha establecido araceles a España y otros países.
Sin embargo, justo después de hacerlo, los ha suspendido a España, Austria, India, Italia, Reino Unido y Turquía. El país norteamericano da un plazo de 180 días para que prosperen negociaciones "multilaterales".
La eterna espera a la solución global de la OCDE y el G-20
Desde que empezaron a aprobarse este tipo de leyes con impuestos a las grandes tecnológicas, la posición de Estados Unidos ha sido clara: siempre han querido un acuerdo a nivel global, que se decida en el seno de la OCDE y el G-20.
El problema es que ese acuerdo global nunca acaba de formalizarse. Tras el bloqueo en la Unión Europea, donde ya se debatió un impuesto como el que está en vigor en España, en el seno del G-20 se alcanzó un acuerdo para impulsar una tasa Google global.
El problema es que esa intención se formuló en junio de 2019, hace justo ahora dos años, y oficialmente se han dado pocos avances en ese sentido. Es de esperar que si Biden y Estados Unidos han dado el plazo de 180 días es porque confían que ese plazo será suficiente para llegar a un acuerdo amplio, pero oficialmente no hay nada.
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