Conocemos a Airbnb por ser un gigante del alquiler turístico, por haber ofrecido alternativas a los alojamientos tradicionales desde su nacimiento y haber propiciado una cuestionada transformación de los centros de las ciudades. Y ahora, a través de la división de proyectos de la compañía, Samara, va un paso más allá y fabricará casas pensadas para el alojamiento compartido.
El proyecto, que recibe el nombre de Backyard, se fundamenta en la "responsabilidad única" y la "oportunidad global para mejorar la forma en que construimos y compartimos casas" que tiene Airbnb según Joe Gebbia, cofundador, director de Producto de Airbnb y responsable de Samara.
Esta, asegura el empresario, "va más allá de una oportunidad de negocio; es una responsabilidad social". ¿Por qué? Porque para satisfacer las demandas del futuro, ya sea el desplazamiento climático o la migración rural-urbana, dice, "el hogar debe evolucionar, pensar en el futuro". Mantiene que la forma en la que se construyen los edificios "es anticuada y genera una enorme cantidad de residuos".
Casas pensadas para compartir
La idea que persigue Backyard es ofrecer prototipos de diferentes tipos de casas prefabricadas concebidas para ser compartidas. Viviendas pensadas para ser instaladas en patios traseros de casas ya construidas o incluso ser casas plenamente independientes respondiendo a las necesidades de un gran número de habitantes durante cierto periodo de tiempo.
Comenzamos con una simple pregunta: ¿cómo se ve y se siente una casa diseñada y construida para compartir? La respuesta no es sencilla en absoluto. Otras preguntas surgieron rápidamente. ¿Puede un hogar responder a las necesidades de muchos habitantes durante un largo período de tiempo? ¿Puede apoyar y reflejar la enorme diversidad de la experiencia humana? ¿Puede mantenerse al mismo ritmo que el mundo cambia? ¿Podemos lograr esto sin llenar los rellenos sanitarios con residuos innecesarios? Es una tarea difícil.
Estas casas diseñadas y fabricadas por Airbnb, según sus responsables, también perseguirían minimizar los residuos maximizando, al mismo tiempo, la construcción ecológica.
El gigante de los alquileres turísticos todavía está poniendo en marcha el proyecto y, según publica Fast Company, planea presentar algunos de sus prototipos en poco menos de un año, en los últimos meses de 2019. No obstante, no queda demasiado claro cómo serán estas viviendas, ni cómo ganará exactamente dinero Airbnb con ellas. Tampoco si estas pertenecerán a la empresa o serán vendidas a anfitriones de la plataforma.
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