Hace tan solo unas semanas el popular servicio de alquileres vacacionales Airbnb se convirtió en uno de los protagonistas de la actualidad informativa de la mano de un hecho tremendamente polémico: el de haber permitido comportamientos racistas en su plataforma. El hecho se dio a conocer después de que uno de sus clientes hiciese pública su experiencia a través de las redes sociales.
En concreto, se trataba de un usuario de color, que explicó detalladamente en su blog personal cómo un miembro de la utilidad que inicialmente había rechazado su reserva, la aceptó inmediatamente tras hacerse pasar por una persona blanca. Un suceso que le valió cientos de críticas a la compañía y una situación a la que ha decidido poner fin. Lo ha hecho con el lanzamiento de unas reglas específicas que censuran este tipo de prácticas y que llegan después de muchas polémicas.
La reacción de Airbnb
Así, la compañía ha empezado pidiendo disculpas por la lentitud de su respuesta y ha dado a conocer esta nueva normativa con la que pretende combatir el problema. El texto, que cuenta con hasta 32 páginas, ha sido publicado a través de su página web oficial y cuenta con el siguiente título: La lucha de Airbnb para evitar la discriminación y fomentar la inclusión”.
Una nueva política de no discriminación (que los usuarios tendrán que aceptar en noviembre) por motivos de raza, color, etnia, nacionalidad, origen, religión, orientación sexual, identidad de género o estado civil. No se incluye, ahora bien, el género; probablemente para que rechazar a alguien con el que no queremos compartir el cuarto de baño por esta razón, no suponga un problema. Lo mismo ocurre con el hecho de que sea fumador o posea una mascota.
Anteriormente se refería a esta cuestión en una serie de apartados. A saber:
- "Prohibimos cualquier contenido que fomente la discriminación, la intolerancia, el racismo, el odio, el acoso y la violencia contra cualquier individuo o grupo. Además, solicitamos a todos los usuarios que cumplan la normativa y legislación locales".
- "Muchos países prohíben la discriminación por motivos de raza, religión, nacionalidad, discapacidad, género, orientación sexual o edad y se aplican a cualquier establecimiento que ofrezca servicios de alojamiento a sus clientes".
- "Asimismo, la legislación que regula el alojamiento también prohíbe la discriminación en la venta o alquiler de dicho servicio por criterios de raza, origen étnico, religión, género, estado civil o discapacidad. Como anfitrión, te recomendamos que te familiarices con la legislación aplicable en tu caso y a tu alojamiento".
- "Si crees que un anuncio o cualquier usuario de la web incumple nuestra política sobre este tema, puedes informarnos sobre ello".
Otra de las medidas que se pondrán en marcha es la bautizada como Open Doors, o Puertas Abiertas, que ofrecerá a los usuarios que sean rechazados por el color de su piel, un servicio que les permita encontrar alojamiento alternativo rápidamente con la ayuda de un equipo especializado que también se encargará de comprobar que esta clase de prácticas no ocurren.
Unas reglas ante las que la compañía no descarta la función de bloqueo automático de las las reservas para las fechas en las que un arrendatario le ha asegurado que el alojamiento no se encuentra disponible. Asimismo, cabe comentar que Airbnb no ha cedido a otras peticiones de los usuarios, como la de acabar con las imágenes de perfil para que no se puedan rechazar a potenciales visitantes basándose en su apariencia.
Un suceso que no es único en su especie
Por otra parte y al margen del caso que encabeza este artículo, no podemos dejar de comentar que no es la primera vez que se ha vinculado a Airbnb con el racismo. Efectivamente, porque un informe elaborado por la Universidad de Harvard y dado a conocer en diciembre del año pasado, puso ya entonces de manifiesto que la discriminación de los anfitriones de Airbnb era generalizada.
El documento, de hecho, afirmaba ya entonces que los clientes con nombres como Lakisha y Rasheed contaban con un 16% menos de posibilidades de ser aceptados. Un texto ante el que la compañía no tardó en pronunciarse, reconociendo que “el sesgo y la discriminación son problemas importantes” y asegurando que trabajaría en esta cuestión. En mayo de este mismo año volvió a referirse a este asunto con motivo de la demanda de Gregory Selden, la cabeza visible de una demanda por discriminación colectiva.
Para acabar, el hashtag con el que se están denunciando esta clase de situaciones en Twitter, #AirbnbWhileBlack fue creado en julio de 2015, cuando Quirtina Crittenden dio a conocer en esta plataforma un caso similar. En concreto, lo que hizo fue mostrar hasta cinco conversaciones mantenidas con anfitriones en las que se veía cómo le daban todo tipo de pretextos para no alquilarle la vivienda. Momento a partir del cual las quejas de este tipo empezaron a proliferar.
Poco después, asimismo y aunque no incluyó la etiqueta y se trata de algo un tanto distinto, saltó a la palestra informativa la historia del rapero Stef is Dope, que se hizo viral después de que unos vecinos del apartamento de Airbnb en el que se alojaba llamaran a la policía porque pensaban que él y sus amigos estaban robando.
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