Ah, la guerra entre Apple y Samsung, perfecto ejemplo para describir una cosa negativa que tiene internet (la otra es el spam). Esa es la capacidad de hacerte vivir la realidad tan al instante que con facilidad pierdes de vista el horizonte, te sumerges en un océano de píldoras informativas y al final, en mitad de la tormenta, tienes que hacer verdaderos esfuerzos para no olvidar quién eres de verdad.
Algo así sucede con la guerra entre Apple y Samsung, que es eso mismo: una guerra entre dos empresas, pero que por lo visto tiene la capacidad de manchar a cualquiera que se acerca a ella. El último episodio es ese en el que los coreanos (por definirlos de algún modo) se recuperan del bofetón recibido en los tribunales y plantan cara a los norteamericanos (por definirlos de algún modo).
Sí, Samsung contrademandará a Apple "para protegerse", según ha difundido en un comunicado, días después de que un tribunal de Estados Unidos compuesto por nueve personas elegidas al azar determinara que lo de Samsung no era divina inspiración sino una copia que les quedó divina, habida cuenta que se consideraron probadas las vulneraciones de las siguientes patentes:
Patente 163: Ampliación de documentos tocando la pantalla, que Apple registró y que según el jurado Samsung violó en 12 teléfonos.
Patente 381: Rebote cuando hay un desplazamiento más allá del límite de la pantalla, que según el jurado Samsung violó en 21 teléfonos.
Patente 915: Distinción entre los gestos de un solo toque y los gestos multi-touch, violada según el jurado en 21 smartphones Samsung.
Patente 087: Apariencia y diseño del iPhone en color blanco, violada según el jurado en 12 smartphones Samsung.
Patente 677: Apariencia y diseño del iPhone en color negro, violada según el jurado en 12 smartphones Samsung.
Patente 305: Apariencia de los iconos de las aplicaciones con las esquinas redondeadas, que el jurado considera violada en 13 terminales Samsung.
La tableta de Samsung se libró de la quema, porque como todos sabemos el iPad lo diseñó Kubrick. Total, unos 850 millones de euros en sanciones, a lo que Samsung protesta de esta manera:
La sentencia del Distrito Norte de California contrasta duramente con las decisiones tomadas por los tribunales de otros países, como el Reino Unido, Holanda, Alemania y Corea, que previamente determinaron que Samsung no había copiado los diseños de Apple. Estos tribunales también reconocieron nuestros argumentos sobre nuestras patentes estándar.
La guerra entre Apple y Samsung no ha acabado todavía
Una vez leído esto, uno siente la tentación de ponerse en pie, tal y como ordenó hacer la juez Koh a los miembros del jurado, para no sucumbir al tedio. Si yo no he visto 850 millones de euros juntos en la vida, ¿realmente me va en algo lo que haga Apple y lo que haga Samsung cada vez que sale el sol?
Ahí está nuestro reto realmente, y no en pelearnos a favor de una u otra parte, que ya se apañarán para salir del lugar en el que ellos solitos se han metido. De hecho, todavía queda por ver el desenlace de la contrademanda, en el que Samsung pasa la mano por la pared, y el epílogo en el que los de Cupertino solicitan muy amablemente a los de Seúl que retiren del mercado hasta el último de los chips que puedan asemejarse en lo más remoto a sus originales y protegidas creaciones... si no quieren sufrir.
¿En qué nos afecta todo esto exactamente, si retiramos la lupa de forma conveniente y nos olvidamos por un momento de todo este ruido? En dos puntos cruciales: las trabas a la innovación y el encarecimiento de los precios porque yo lo valgo.
Por no inventar, Samsung no inventó ni la copia
Evidentemente Samsung no inventó la rueda cuando copió el diseño del iPhone, pero es que los pocos que se resistieron a los encantos del teléfono de Apple murieron por el camino. ¿Alguien recuerda lo que fue Nokia allá por el pleistoceno? Sí, ellos también, por los rincones te los encuentras llorando. Si una marca no puede evolucionar aunque sea mirando lo que hacen los demás... ¿qué opción le queda?
Es más, ¿alguien conoce un producto que no derive de otro, aunque sea del producto de un competidor? La originalidad es un plagio que no ha sido descubierto, desde luego, pero no hay caso, porque lo de Apple y Samsung tampoco iba de eso, sino de la forma en que las empresas tendrán que pactar de ahora en adelante sus licencias de uso por unas patentes que determinan hasta el más insignificante de los detalles, visto desde una perspectiva funcional.
Es decir, que en un mundo cuya tecnología avanza como nunca antes lo había hecho, la guerra entre Apple y Samsung es más que eso: es un punto de inflexión para el desarrollo tecnológico, donde la ingeniería queda en un segundo plano cuando lo que manda es lo que marca el departamento legal de la empresa. De eso veníamos en buena parte... y a eso vamos de cabeza y sin escafandra.
Es el triunfo de la absurda burocracia por encima de los avances de los que se beneficia el consumidor. Estemos orgullosos todos del mundo que hemos creado. Cualquiera que nos vea desde fuera se debe de estar partiendo de risa.
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