La decisión del Gobierno británico de suspender la extradición de Gary McKinnon, el hacker del Pentágono, ha enojado tanto a Washington que el Fiscal General de EE.UU. no se pone al teléfono cuando llama la Ministra del Interior británica, según podemos leer en The Telegraph.
Los abogados de Gary McKinnon han argumentado desde hace años que la extradición de McKinnon, al que se le ha diagnosticado el síndrome de Asperger (una forma de autismo), supondría un riesgo para su vida, aunque las autoridades de EE.UU. habían "garantizado" que lo tratarían bien.
La ministra de Interior británica, Theresa May, confirmó la semana pasada (en el Parlamento) que el hacker que accedió a los ordenadores del Pentágono (y de la NASA) no será extraditado al existir un "elevado riesgo" de que el acusado, que padece el síndrome de Asperger (una forma de autismo), se suicidara si era entregado a Estados Unidos, donde debería cumplir una condena de hasta 60 años de cárcel.
La mamá de Gary ha agradecido la "valiente decisión" del Gobierno británico. Desde la embajada de Ecuador en Londres se ha señalado que "hay un paralelismo claro con los miedos expresados por Julian Assange", y han pedido al Gobierno británico que diga "públicamente" que "no permitirá, bajo ninguna circunstancia, su extradición a Estados Unidos, donde se socavarían sus derechos humanos al igual que hubiera ocurrido con los de Gary McKinnon".
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