El historiador alemán Josef Foschepoth, autor del libro Alemania Vigilada, recordó el otro día en una entrevista sobre el pasado de Alemania, que en la actualidad también se dan casos como el de Dresde, "donde el jefe de la policía pudo poner escuchas masivas a los teléfonos móviles de manifestantes antinazis sin ninguna base legal. Y no se vigilaba a la derecha sino a los que se manifestaban en contra".
Aquí hay algo que no va bien. Nos demuestra que las posibilidades técnicas son enormes. Se hablaba de 500 000 llamadas captadas en Dresde. Es monstruoso. Demuestra que el derecho fundamental a la comunicación se pone a disposición de los servicios de información o policiales. Lo hacen cuando quieren, y a veces hasta se sabe. Es una tendencia clara hacia un estado de supervisión. En el libro explico la estadística de la cantidad de telecomunicaciones que el servicio secreto (BND) controla a diario en los años noventa: es increíble. Todo, incluso esta conversación nuestra puede ser escuchada. 5,28 millones de llamadas interceptadas. Es increíble.
Desconozco si el modelo alemán de interceptación, que denuncia el historiador, es ya el modelo español. Aunque la prensa seria nos contó que uno que trabajaba para el CNI podía acceder al correo de cualquiera. El caso ya se va olvidando, "modelo español".
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